No solo represión

Es urgente un nuevo enfoque en la lucha contra las drogas ilícitas en el mundo, porque la “receta de represión” no ha funcionado durante cerca de 40 años o más, fue el clamor de los presidentes latinoamericanos en la cumbre sobre drogas que se realizó en las Naciones Unidas esta semana. Si bien no se tomaron decisiones que introduzcan cambios sustantivos en la actual política, quedó en evidencia que cada vez crecen las posiciones orientadas a dar un viraje que se concentre más en el consumidor, asumiendo el problema de las drogas como un asunto de salud pública.
Desde luego que hay países poderosos que se oponen a que haya cambios en la lucha contra las drogas y será necesario insistir hasta que se entienda el fracaso de las acciones meramente policivas, pero llegará pronto el momento en que sea inevitable generar una nueva estrategia global en la que se les dé a los consumidores un trato distinto, comprendiendo que lo suyo es una enfermedad y que, por tanto, no pueden ser perseguidos como delincuentes. Además, lo que tienen que hacer los estados es trabajar fuerte en la prevención del consumo, en lugar de seguir sepultando enormes cantidades de dinero en soluciones militares.
El presidente Juan Manuel Santos fue categórico en su intervención: "Si hemos aplicado una receta basada principalmente en la represión por tanto tiempo sin resolver el problema, es hora de replantear el tratamiento". A su lado los mandatarios de México y Guatemala también reclamaron que haya cambios en esa política, para estar en sintonía con las transformaciones que ha tenido el problema de las drogas. Miles de personas mueren cada año en Latinoamérica a causa de la violencia que genera un negocio ilícito muy rentable, que se ha vuelto cada vez más resistente a las acciones de fuerza, y que por lo tanto la forma en que podría debilitarse es con medidas afines a las lógicas del mercado.
Las medidas que van orientadas a la despenalización del consumo son acertadas, así como el cultivo legal de marihuana para uso medicinal y la inclusión de los tratamientos a las adicciones en la salud pública en varios países de la zona. Ante la fuerza de estas realidades, la declaración final de las Naciones Unidas reconoce que se han dado cambios objetivos en el entorno de las drogas y que es necesario dar campo a la “flexibilidad” en su lucha, donde el uso de medidas alternativas de castigo es una opción razonable.
También están los casos de campesinos colombianos que han sido obligados a sembrar cultivos ilícitos por grupos delincuenciales, y que hoy tienen que ir a la cárcel por eso, mientras que en países como los Estados Unidos hay cultivos legales de marihuana donde sus dueños no tienen ningún castigo. Esa paradoja es necesario romperla, para ser coherentes. Además, si está demostrado que algunas de estas plantas tienen usos medicinales que ayudan a aliviar enfermedades, lo que hay que hacer es regular el cultivo para esos fines.
Es urgente avanzar hacia el cambio de paradigmas en esta materia. Para América Latina, y sobre todo para Colombia, el enfoque prohibicionista ha dejado un balance muy negativo en seguridad y en salud pública. El expresidente César Gaviria lo dice con contundencia: "Las políticas de drogas matan a mucha más gente que las drogas". El hace parte de la Comisión Global sobre Drogas, en la que participan expresidentes y otras personalidades del mundo que han analizado el problema a fondo y recomiendan un viraje completo a las políticas de represión. 

El mundo debe entender que el gran problema está hoy en las drogas sintéticas, fabricadas en sofisticados laboratorios, las cuales pueden tener efectos peores para la salud pública. Ese es un negocio tan oscuro como el que se da en el narcotráfico tradicional. Con las actuales políticas las reales beneficiadas son las organizaciones criminales que se dedican a estas actividades.