Después de 45 días en los que sufrió todo el país, principalmente por el desabastecimiento de alimentos y por sus altos costos, en la madrugada de ayer los camioneros y el Gobierno Nacional llegaron a un acuerdo para levantar el paro y normalizar las actividades de cargue y descargue de mercancías. Lentamente comenzaron a moverse los camiones que habían permanecido parqueados a lado y lado de las carreteras y ahora se espera que en pocos días toda la carga que estaba represada pueda fluir de manera rápida.
El acuerdo consta de 25 puntos, entre los que se destacan el llamado 1-1 para la renovación del parque automotor y un modelo de chatarrización transparente que ayude a la modernización de esa actividad, y que sea financiado con los recursos destinados para ello. También se revisará la política de costos del sector, con el propósito de hacer ajustes que correspondan a la realidad; igual ocurrirá con los peajes que pagan vehículos de categorías 6 y 7. Otro punto tiene que ver con el compromiso del Gobierno de proteger los derechos laborales de los conductores de camión, y lograr así la formalización del gremio; además de ofrecerles un plan especial de vivienda.
Allí se establece, así mismo, que el Gobierno buscará incluir a los transportadores de carga en las profesiones de alto riesgo, para obtener beneficios pensionales; también darles garantías sobre la seguridad industrial de la que deben gozar para no exponer sus vidas al peligro. El Gobierno también cede en no aplicar aún varias normativas que los camioneros consideran perjudiciales para su actividad, pero es importante que se mantenga la línea de modernizarse, de obtener mayor eficiencia y que llega a cambios de fondo que eviten que se vuelvan a repetir estos paros que tanto afectan la economía nacional.
Si bien la estrategia de los camiones escoltados que adoptó el Gobierno para garantizar el transporte de mercancías funcionó de manera satisfactoria, nunca pudo suplir en un porcentaje significativo la labor de toda la flota de camiones que se tiene en Colombia. Por eso, lo mejor que puede ocurrir es que los 25 puntos pactados se cumplan, pero más que eso que se piense en impulsar una política nacional que modifique las estructuras del sector del transporte de carga, y evitar de esta manera que en unos años regresen los paros, bajo el argumento de que persisten asuntos sin resolverse.
Hay que cerrar las fisuras que hay en el sistema, y que han permitido el ingreso fraudulento de nuevos camiones al parque automotor colombiano sin que se chatarricen los modelos más viejos. No puede permitirse que haya mafias que se aprovechen de este negocio, no solo en perjuicio del desarrollo del país, sino en desmedro de los mismos conductores. Una vez levantado el paro hay que seguir vigilantes para que el negocio del transporte de carga sea cada vez más formal y eficiente, ya que gran parte del crecimiento económico y de competitividad colombiana depende de que la industria mantenga su tendencia al ascenso.
Ya hay un daño hecho en el comportamiento que, seguramente, tendrá la inflación este mes, con lo que se alejará aún más la meta que se había propuesto el Banco de la República en ese indicador. Frente a esto, se requiere mucha prudencia del banco y políticas económicas acertadas del Gobierno, para que se pueda recuperar el terreno perdido y terminar el 2016 en condiciones que faciliten la corrección del camino sin demasiadas maniobras. El país tiene que regresar ahora a la normalidad y buscar rápidamente recuperar el tiempo perdido.
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