l expresidente y actual senador de Uruguay José Mujica anunció que visitará la mesa de negociación de La Habana entre el Gobierno colombiano y las Farc con el fin de ayudar en lo que él pueda, por su experiencia como guerrillero que fue y también como gobernante, y tras haber sido convocado por Juan Manuel Santos, quien de inmediato agradeció el anuncio y la buena voluntad manifestada por Mujica, pero advirtió que en ningún caso se trata de un mediador nombrado por el Gobierno, pues esta figura se acordó que no se tendría en cuenta en este proceso.
La experiencia de este carismático uruguayo puede ser muy importante en momentos tan difíciles para las negociaciones, generados por la pérdida de confianza de buena parte de los colombianos en las Farc, por los hechos de guerra cometidos por esta agrupación, principalmente el ataque a una patrulla la semana pasada en el departamento de Cauca, en donde dejaron once militares muertos, habiendo roto el cacareado cese unilateral del fuego. Aún no hay respuesta satisfactoria desde los negociadores.
Al contrario, en el más reciente comunicado conocido, los comandantes y negociadores del grupo guerrillero, desde La Habana, manifestaron que no hay razón para pedir que se le pongan plazos a un proceso que ha dado pasos importantes y en el que ellos consideran que se ha avanzado de manera cierta. Esto lo dicen, a pesar de la presión expresada por una importante franja de la opinión pública, según la cual se requiere poner tiempos específicos para valorar los avances en la mesa de negociación, cosa que ya ha dicho el propio Santos y que será seguramente tema fundamental en el próximo ciclo de negociaciones.
El mandatario colombiano exigió a la guerrilla de las Farc que pida perdón por la muerte de los soldados en Cauca la semana pasada, así como por otras de sus acciones. Lo cual enunció en el discurso del seminario sobre Justicia Transicional y Corte Interamericana de Derechos Humanos que se reúne en Cartagena, en el cual de nuevo hizo una defensa del sistema de justicia transicional e insistió en que no se trata de impunidad como muchos lo quieren hacer ver.
Mujica ha insistido desde hace mucho rato en el anacronismo que significa intentar alcanzar el poder por la vía de las armas, y con sus acciones desde el gobierno de su país impulsó importantes cambios sociales que están dando frutos, gracias a que se mantiene una política coherente y consistente. Por eso su presencia y diálogo en la mesa, mostrando a esta guerrilla la realidad de que es un despropósito insistir en la guerra como mecanismo de lucha contra el sistema, será fundamental. Es demostrar con alguien que ya lo hizo que siempre serán preferibles los instrumentos de la democracia. Ojalá tenga interlocutor, porque ya se ha demostrado bastante que pesan mucho los oídos sordos a la hora de las decisiones de las Farc, e inclusive del Eln que afirmó estar a punto de sentarse a la mesa con el Gobierno en busca de acuerdos de paz. Ojalá esto sirva para que se pase de la retórica de la paz a los hechos.
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