A mejorar el sistema de bicicletas

El pasado viernes, Día de la Tierra, se notó bastante que el hábito de viajar en bicicleta por Manizales ha ido en aumento. Aunque los vehículos particulares y de servicio público rodaron con normalidad por las calles de la ciudad, es más común hoy ver personas que usan la bicicleta, no solo para ejercitarse, sino como herramienta de movilidad. El hecho de ser un medio de transporte sin combustible o con un pequeño motor eléctrico garantiza un aporte favorable al medioambiente, un paso fundamental en un mundo en el que cada vez hay más problemas con el Cambio Climático.
También ha sido importante el desarrollo que ha tenido en Manizales el sistema de las bicicletas públicas, pero no dejan de preocupar algunos lunares que atentan contra el éxito que podría tener el programa, y que terminan desmotivando a la ciudadanía, haciendo que en lugar de avanzar haya retroceso. Es bueno que cada vez haya más estaciones, ocho en estos momentos con 145 bicicletas, y que crezca el número de personas dispuestas a usarlas para ir de un lado a otro de la ciudad, pero las fallas y vacíos en el procedimiento para poder utilizarlas es algo que requiere más atención.
Es demasiado engorroso que quien desee tomarlas prestadas por un rato se vea obligado a llevar una factura de servicio público e inscribirse con 24 horas de anticipación. Con esto no solo se le hace difícil a los ciudadanos la utilización del sistema, sino que es prácticamente imposible para los turistas, quienes podrían ser quienes más jugo y satisfacciones podrían sacarle a montar en bicicleta por la ciudad, asegurando que se lleven la mejor impresión y que estén dispuestos a recomendar a otros el viaje a Manizales.
En el mundo hay toda clase de opciones sencillas que podrían hacer más fácil el acceso al sistema, e incluso más eficiente la inversión de recursos públicos. Es acertado el uso de la identificación biométrica (con huella dactilar) en las estaciones, pero es importante que en todas funcione. También hay tecnologías sencillas para rastrear en tiempo real en dónde está cada una de las bicicletas en determinado momento, sin que para ello se requiera tener burocracia innecesaria cuidando los aparatos. Sale más costoso tener a tanta gente en esa tarea que tener tecnología que se cuide sola. Hay que conseguir los aparatos adecuados y que funcionen bien, que no se repita lo del mecanismo de enganche y desenganche, que presenta fallas.
Un procedimiento más efectivo y seguro podría ser con una tarjeta vinculada a alguna entidad bancaria, con la que cualquier persona podría hacer una especie de “depósito” simbólico mientras usa la bicicleta. Una vez la devuelva se desactiva el pago, pero si la bicicleta no es devuelta se hace efectivo el cobro. Así funcionan muchas atracciones turísticas en el mundo, y todos los involucrados en el sistema ganan. Inclusive podría ser una forma de promover la bancarización, algo en lo que también estamos rezagados con respecto al resto del mundo.
De otro lado, en Manizales tenemos una realidad que hay que afrontar con gran responsabilidad, y es que la falta de vías amplias no permite tener carriles exclusivos para bicicletas. Eso obliga a tener una mejor cultura ciudadana del tránsito, para compartir pacíficamente las vías que tenemos. Falta más señalización y si bien se requiere que los conductores de carros y motocicletas sean más respetuosos con los ciclistas, estos últimos también tienen que obedecer las señales de tránsito y las normas de seguridad: hay que respetar los semáforos, no subirse a los andenes y llevar el respectivo casco, por ejemplo.