El anuncio de que el Eln comenzará pronto un proceso de diálogo paralelo con el Gobierno Nacional para tratar de terminar en un compromiso simultáneo con las Farc de ponerle fin al conflicto armado en Colombia es una buena noticia, sin duda, pero también plantea nuevos desafíos que deben ser tomados en cuenta. La posibilidad de que ambos movimientos unifiquen posturas podría ahorrar mucho tiempo en el camino hacia los acuerdos, pero eso también podría facilitarles a esos movimientos la manipulación de las agendas, ante lo cual el Gobierno tiene que estar atento. Hay que tener mucho cuidado.
Con el comunicado del máximo líder del Eln, alias Gabino, en el que se manifiesta que esa organización subversiva y las Farc buscarán "la confluencia de los dos procesos de diálogo", esa guerrilla parece mostrar que esta vez sí tiene voluntad de paz. Debemos recordar que hace cerca de ocho años, durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, se dieron acercamientos que llevaron a pensar que la posibilidad de unos acuerdos estaba muy próxima, pero cuando ya todo estaba muy adelantado los avances se diluyeron, sin mayores explicaciones.
Quedamos a la espera de que muy pronto se pase de la fase exploratoria hacia el anuncio público del comienzo formal de las negociaciones, con una agenda bien definida que, ojalá coincida con la de las Farc, de tal forma que sea posible acelerar el cierre de las negociaciones y que el próximo año, como mínimo, los colombianos podamos ser llamados al referendo que certifique que los puntos acordados pueden comenzar a ejecutarse lo más pronto posible.
Ahora bien, el Gobierno Nacional debe permanecer firme y no ceder ante las pretensiones de los alzados en armas de que se adopte un cese el fuego bilateral. Hasta ahora se ha demostrado que fue acertado que se establecieran unas negociaciones en medio del conflicto, lo que ha permitido que la Fuerza Pública siga persiguiendo criminales en las ciudades, en las zonas rurales, sin importar que pertenezcan a la guerrilla, a las bacrim, a los paramilitares o a otros grupos delincuenciales. No puede renunciarse a ello.
Sería conveniente que ambos procesos encajaran en la aceptación de las víctimas, y en los pasos posteriores hacia el establecimiento de la verdad sobre los hechos de violencia de los que han sido protagonistas, así como la aplicación de la justicia y la reparación debidas. Así mismo, lo ideal es que ambas agrupaciones se comprometan a retornar a la vida civil con la decisión férrea de no volver a tomar las armas y que haya garantías de que la paz que se empiece a construir sea, en realidad, estable y duradera. El país no aguanta más pantomimas, como las que se han visto en el pasado, por lo que esperamos que esta unión de diálogos sea para bien.
Si hace poco se revelaron los documentos de los acuerdos que se han alcanzado hasta ahora con las Farc, no es menos necesario que sea el Gobierno Nacional el que tome las riendas del proceso con el Eln, y no se debe tomar ventaja en los anuncios. Tiene que ser la voz del Gobierno la que sea reconocida como la oficial, para que los colombianos podamos apreciar que, en verdad, estamos ante unas conversaciones serias.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015