Las riñas arrebatan vidas

Crece la preocupación en Caldas debido a que, después de diez años de caída permanente en las cifras de homicidios, en las semanas recientes se ha visto un comportamiento de violencia que ha generado numerosas muertes en Manizales y en otros municipios. El pasado fin de semana fue particularmente sangriento, de viernes a lunes 10 asesinatos enlutaron a Palestina, Anserma, Pácora, Chinchiná, Pensilvania y Manizales. Como están las cosas, si no se logra frenar este fenómeno, el 2014 podría terminar con una tendencia en ascenso que rompería la racha positiva que se traía.

Lo que pasa en Chinchiná, donde este año se llega a los 23 asesinatos, cuando a la misma fecha del 2013 los reportes no subían ni a la mitad, debe ser estudiado con detenimiento con el fin de encontrar las razones de fondo de estas muertes y poder intervenir. La Policía de esa localidad habla de una estrategia de choque para acorralar la delincuencia y evitar las muertes, pero asegura que la comunidad colabora poco para dar con los criminales. Culpa al microtráfico de la oleada de violencia, aunque la gran mayoría de asesinatos no parecen estar vinculados a esta práctica.

En este sentido, un hecho preponderante en la mayoría de las situaciones es que, mientras hace 10 años los mayores causantes de homicidios eran los grupos armados ilegales, en los reportes actuales los motivos principales de los asesinatos son las riñas entre conocidos y la violencia doméstica. Según el informe Forensis, de Medicina Legal, en el 2013 ocurrieron 337 riñas por cada 100 mil habitantes, gran parte de ellas con muertos, y en la mayoría de los casos dejando personas inválidas y con deseos de venganza. Lo peor es que los jóvenes son mayoría en todos estos casos, lo que podría generar un efecto multiplicador preocupante.
Problemas con dineros, desacuerdos intrafamiliares, móviles pasionales e intolerancia, en general, aparecen como los desencadenantes de conflictos que en muchos casos conducen a los homicidios. Para ver la magnitud del problema, basta señalar que en el 2013 cada hora hubo en Colombia 16 heridos en riñas. Los atracos a mano armada y el sicariato por diversas razones también son el origen de algunos de los asesinatos, que el año pasado en el país fueron 14.294, mientras que en el 2012 la cifra ascendió a 15.727.

El grave problema de las riñas es de carácter nacional, lo que preocupa más en Caldas es que, contrario a lo que ocurre en el promedio de Colombia, donde los homicidios caen, aquí se está muy cerca de ver cifras mayores a las de años pasados. De acuerdo con el Forensis en el 2013 se alcanzó la tasa más baja de homicidios en Colombia desde el 2003, por lo que hoy el indicador es de 30,3 por cada 100 mil habitantes. En nuestro departamento se mantiene un nivel cercano a los 35 homicidios por cada 100 mil habitantes, y podría comenzar a subir.
 

Lo más preocupante de los actos de intolerancia social es que se van convirtiendo en cotidianos y fácilmente se vuelven epidémicos. La agresividad a la que podemos llegar los colombianos en los distintos escenarios en los que nos movemos debería ser un tema central de reflexión social, para entre todos hallar las estrategias que nos ayuden a ser más tolerantes y no permitir que los conflictos nos arrastren al uso de la fuerza. Hay un tema educativo de fondo que el Estado no puede dejar de abordar con seriedad.

Un dato que parece irrelevante, pero que podría dar muchas claves acerca de las situaciones que generan peleas y un desencadenamiento de muerte en muchos casos es que el domingo es el día más trágico. Eso se suma a que celebraciones especiales como las de fin de año o los días del Padre y de la Madre se convierten, habitualmente, en focos de violencia. Hay que encontrar la manera de lograr niveles admisibles, como los que se manejan en promedio en el mundo, con cerca de 8 homicidios por cada 100 mil habitantes.