Para hablar de calidad de vida en el campo, un componente indispensable es la atención en salud. Sin embargo, en los últimos diez años, solo en los municipios de Caldas se han cerrado 60 puestos de salud, al pasar de 179 a 119. Manizales cuenta con 15 puestos en su zona rural. Las experiencias narradas en LA PATRIA el pasado domingo en torno a cómo se ha deteriorado en la mayoría de los casos la atención es muy diciente. Esto, seguramente, va de la mano de la migración, pues también en muchos lugares se ha disminuido la población de manera ostensible, con lo que los alcaldes consideran que no es justificable mantener el gasto de un puesto de salud permanente.
El problema se presenta cuando el cambio de políticas no cumple con las necesidades del servicio. Es así como se cierra el puesto y se prometen brigadas de salud, promoción para la prevención, pero como esto depende de los recursos del Municipio, de contratos de prestación de servicios o de la buena voluntad de la Alcaldía, muchas veces se queda en las buenas intenciones y no se ofrece lo prometido en los tiempos fijados o con la calidad necesaria. De esta manera, los campesinos terminan perdiendo lo que tuvieron cuando hasta las enfermeras las pagaba el Comité de Cafeteros.
Pensar que el campo caldense se puede homogeneizar es no conocerlo. No es lo mismo una vereda entre Manizales y Neira, que una entre Pensilvania y Samaná o entre Aguadas y Pácora. Hay zonas que son realmente lejanas y más en épocas invernales, cuando los derrumbes hacen casi imposible el desplazamiento con enfermos por las vías. Es cuando más se nota la falta de una política de salud suficiente y oportuna. Ya se han contado casos de personas que tienen complicaciones, sin recibir un tratamiento adecuado inicial y que terminan en la muerte.
Para completar, como sucede con buena parte de la infraestructura en educación en el departamento, hay deterioro de las sedes, obviamente más de las abandonadas, lo que obliga a que se piense en planes para su recuperación, lo que resulta costoso. La Dirección Territorial de Salud advierte que hace un inventario para aclarar la titulación de los predios, pero también para fortalecer los centros, es decir para volver a tener allí algunos servicios descentralizados. Ojalá sea verdad esto y no quede en otro de tantos programas que inundan los anaqueles.
Algunos municipios han buscado alternativas, como equiparse de unidades móviles para prestar salud en el campo, idea que resulta interesante y que debe acompañarse de jornadas de prevención, a propósito de que en el momento la Territorial de Salud promueve la campaña Cuídate, cuídame, la cual busca precisamente ahondar en esta línea, con el fin de que cada vez se tengan mayores controles, exámenes preventivos y no esperar solo a los curativos, que generalmente son más costosos y en ocasiones sin posibilidades de solución.
También se destaca cómo fluye la solidaridad. Algún vecino que tiene conocimientos básicos de primeros auxilios y se convierte en la mano derecha para brindar esa primera atención, como a la vieja usanza de las parteras que existieron en el campo, pero esta no puede ser la solución. No les compete a ellos tamaña responsabilidad, así lo hagan con la mejor voluntad. El desplazamiento de los campesinos a los cascos urbanos para recibir atenciones de menor complejidad entraña además otros problemas como someterse a los padecimientos del sistema de salud, que muchas veces les cuesta entender; a costos extraordinarios que no tienen cómo pagar y a sentirse como ciudadanos de segunda que no tienen la atención de otros, con lo que se ven tentados a abandonar el campo y esta es la peor de las decisiones.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015