La reacción positiva que experimentó la industria el año pasado se quedó en flor de un día, al parecer, a juzgar por la caída que sufrió el sector durante los primeros cuatro meses del 2015, de acuerdo con la Andi. Las estadísticas dicen que el descenso de la producción fue del 2,1%, lo cual se da en sincronía con la caída de un 2% en las ventas, tanto en el mercado interno como en el externo. Solo en abril, según el DANE, la producción perdió el 3,6%, mientras que las ventas cayeron 2,6%.
Salta a la vista que la descolgada de los precios del petróleo ha tenido un gran impacto negativo, pues según el mismo informe, la manufactura crece 1,2% en producción, si se excluye el subsector de la refinación del crudo. Apartando los hidrocarburos las ventas también crecen, pero en niveles tan bajos que permiten afirmar que la industria permanece anclada al piso, sin lograr un despegue. Además, la medición del DANE también evidencia que dos terceras partes de las 39 actividades industriales sufrieron variaciones negativas en la producción real.
La queja de los empresarios es que los créditos que les ofrece el mercado financiero son costosos, cuando deberían existir tasas preferenciales y un impulso paralelo al sector agrícola, con el fin de abaratar materias primas, entre otros. Los esfuerzos, de todos modos, tienen que enfocarse a ser más competitivos, para que un mejor ambiente macroeconómico pueda reflejarse en un mejor desempeño exportador, el cual está bastante rezagado. Para el éxito en esta materia los productos con valor agregado son la fórmula, y eso requiere invertir en lograr nuevos espacios en el mercado externo, de la mano con la innovación.
Todo esto explica, en parte, que el Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre de 2015 haya crecido solo el 2,8% en Colombia, cuando en igual periodo del año pasado esa alza alcanzó el 6,5%. La desaceleración de la economía tiene en la industria un gran responsable. Lo que sorprende es que, pese a la recuperación de la tasa de cambio, que el 31 de mayo del 2014 estaba en $1.914, no se tenga un desempeño mejor. Si no se hubiera dado esa devaluación del peso durante los meses recientes, el impacto de la caída industrial sería mayor. Al parecer, tampoco se ha aprovechado para sustituir importaciones.
La esperanza es que con los planes de inversión en infraestructura que comenzarán en serio este año el llamado sector terciario de la economía encuentre el impulso que necesita, y se convierta en el generador de empleos de calidad que lo han caracterizado. Ahora bien, hay que tener en cuenta que el sector padece problemas estructurales en los que falta hacer mucho para resolverlos, tales como los altos costos logísticos y el impacto por la falta de infraestructura que abarate los costos de transporte de materias primas y productos elaborados.
La realidad es que el dólar seguirá en alza o, por lo menos, fluctuando alrededor de los $2.500, lo que da oportunidades a los exportadores para obtener mejores divisas. Los industriales tienen el desafío de adaptarse a tales circunstancias, empeñarse en mejorar la competitividad y ser más innovadores. Es real el peligro que el mal desempeño de la industria representa para los avances del gobierno en materia de formalización laboral y lucha contra el desempleo. En eso no puede haber reversa.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015