El Plan de Ordenamiento Territorial, una solución para el transporte público, avanzar en la Renovación del Macroproyecto San José y concretar hechos metropolitanos que permitan caminar con pasos firmes en la unión de los municipios que integran la región Centro sur de Caldas son algunos de los retos más importantes con que arranca la Administración municipal de Manizales su último año de Gobierno. Es fundamental que así se entienda para poder ir evacuando los temas pendientes y no que se queden en más anuncios. Eso aplica para todas las administraciones, no solo para la de Manizales.
Este 2015, como es usual en los últimos años constitucionales de mandato, estará marcado por la ley de garantías ante la campaña política y porque desde la elección los ciudadanos están más pendientes del nuevo Gobierno que del saliente. Esto restringe la posibilidad de acción y concreción de los servidores públicos, razón por la cual es clave lo que se avance en el primer semestre del año. De un trabajo claro, del liderazgo de los secretarios y gerentes de entidades descentralizadas se podrán obtener los resultados ambicionados o quedarse sin concretarlos.
Bien vale la pena que se desempolve el Plan de Desarrollo y se miren los compromisos y las metas para revisar qué tanto falta por cumplir o si hay que cambiar cosas de cara a mejorar lo ya logrado. Eso permitirá medir mejor la gestión, pues muchas veces se obtienen resultados más por coyunturas que porque obedecieran a una planeación y se deja de lado lo que se había prometido como parte de un Programa de Gobierno. Es un mal consuetudinario de la Administración Pública que debería corregirse, pues se planea para obtener resultados. Bienvenido todo lo adicional, pero no que por nuevos objetivos se olviden los trazados.
LA PATRIA preguntó una vez más a periodistas y gremios por la calificación obtenida por cada uno de los integrantes del gabinete municipal y por el alcalde. Buscamos con este ejercicio simplemente darles elementos de juicio a los mismos funcionarios para que independiente de lo bien o mal que se sientan ejerciendo su función reflexionen sobre cómo los ven desde afuera, pues esa percepción les sirve a la hora de la ejecución de políticas públicas. Se trata de mirar qué hace que alguno se raje o pase sobrado y mirar si hace falta ejecución, dar a conocer la labor o ser consecuente con lo que viene sucediendo. El alcalde mejoró (pasó de 3,1 a 3,6) y en el análisis le atribuyen más entendimiento de la ciudad, la ejecución de algunas obras y el cambio de actitud para escuchar.
No se trata de un ejercicio académico o profundo, pero sí riguroso con el que queremos entregar elementos de juicio a los funcionarios, que en promedio lograron 3,2. Esperemos que los mejor calificados se motiven a seguir por esa línea y que a quienes les fue mal, entiendan esto como una oportunidad para mejorar. En un año veremos los resultados.
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