e ha interpretado, a veces, que estar en medio de las altas cordilleras Central y Occidental ha ido en contra de la competitividad de Caldas, por hacer difícil el acceso y muy costosas las carreteras y otras obras de infraestructura que se facilitan cuando se cuenta con tierras planas. No obstante, eso es despreciar las riquezas que nos han dado las montañas, como la presencia del Parque Natural Nacional de Los Nevados y hasta el mismo desarrollo de cultivos de cafés especiales de ladera.
Además de fuentes de agua para el consumo humano y la exuberante belleza de las cumbres nevadas, las altas montañas nos dan fortalezas para el turismo ambiental y también para el turismo de bienestar y spa, gracias a las aguas termales que corren por la región. Sin duda tenemos un potencial enorme que podemos explotar de mejor manera, tal y como se concluyó en el II Simposio Internacional de Termalismo que se realizó en Manizales la semana pasada.
Si vemos estos potenciales bajo la óptica del Paisaje Cultural Cafetero al que pertenecemos y nos sintonizamos con las nuevas corrientes del turismo que se enfocan en la salud y en el spa, es mucho lo que podemos hacer con lo que tenemos, y las dificultades de comunicación que padecemos pasan a un segundo plano y nos retan a buscar nuevas alternativas que nos permitan atraer turistas. Hay que profundizar más en los conceptos de spa, de tal forma que se le saque el jugo a una opción real de bienestar que podemos ofrecerles a los visitantes.
Es clave que en Caldas trabajemos a fondo en la confección de productos turísticos muy consistentes y atractivos, que se conviertan en imprescindibles para quienes vienen al Eje Cafetero por cualquier circunstancia. Por eso es vital la integración con Quindío y Risaralda en esta industria, en la que los quindianos ya han posicionado sus parques y otros productos que año tras año atraen a cientos de miles de turistas. En la medida en que se pueda conformar un paquete variado y completo de toda la región, será posible lograr que el turismo genere un aporte económico realmente significativo.
Ya hay turistas nacionales que conocen las bellezas que tiene Caldas para ofrecer, sobre todo en materia de aguas termales, pero es evidente que falta más promoción y mejorar las opciones que les ofrecen a los visitantes, para que cada vez haya una mayor y más calificada concurrencia. Es fundamental profundizar más en la investigación y en la innovación, para que las opciones de spa y bienestar que se ofrezcan tengan todos los respaldos y certificados que los hagan atractivos para descansar y recrearse sanamente, al mismo tiempo que se conquistan nuevos mercados de turismo, especialmente orientados a traer cada vez más extranjeros.
Lo que hoy es claro es que la industria del turismo de bienestar mueve en Latinoamérica cerca de 75 mil millones de dólares cada año, y que cada vez hay más gente interesada en disfrutar de sus beneficios, por lo que Caldas y el Eje Cafetero, en general, podrían sacar un gran provecho si hacen uso de sus enormes potencialidades y conforman productos con vocación de éxito, en los que la calidad y los buenos precios marquen las diferencias. Ya es un hecho que en el 2014 ingresaron al país 42 mil extranjeros buscando esta clase de turismo, y que Caldas puede sacar un mejor provecho del crecimiento de estas expectativas.
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