xpertos anuncian que el fenómeno de El Niño se extenderá hasta comienzos del 2016 y que los periodos de mayor sequía se tendrán hasta el próximo octubre. Aunque hasta el momento se ha calificado como leve a moderado, de acuerdo con The Washington Post este podría ser el más fuerte de la historia, hasta el punto que el actual año sería el de más altas temperaturas, lo cual ya es grave si se tiene en cuenta que el 2014 fue el año más seco desde 1997. Además de afectar los países de la zona ecuatorial, esta vez el fenómeno podría tener consecuencias globales.
Actualmente en Caldas, como en la mayor parte de la Zona Andina, tenemos algunas lluvias y temperaturas bajas, pero de acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia, Ideam, se debe solo a unas ondas tropicales pasajeras y pronto retornarán los calores que se harán cada vez más intensos durante las semanas que vienen.
Tampoco se descarta que intercalado con las temperaturas altas se den fenómenos de copiosas lluvias en otras regiones del país que podrían provocar inundaciones. Estos contrastes climáticos, además de causar posibles emergencias, serán responsables de la expansión de algunas enfermedades. El Gobierno Nacional debe adoptar determinaciones preventivas que eviten emergencias sanitarias o desastres naturales.
Esta situación meteorológica compleja, relacionada directamente con el Cambio Climático, obliga la toma de medidas que blinden las reservas naturales y las fuentes de agua. Por eso, es importante que se amplíe el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, como se anunció esta semana, con la incorporación de 2,5 millones de hectáreas más, para llegar a un total de 19,4 millones de hectáreas en el 2018 en Colombia.
Concretamente, además de la nueva delimitación del Páramo de Santurbán, anunciada hace algunos meses, se haría lo mismo con el Parque Nacional Natural de Chiribiquete, la Serranía del Perijá, las selvas y humedales de Arauca, las selvas húmedas transicionales de Camaribo, el Alto de Manacacías, los bosques secos del Patía y la Estrella Fluvial de Inírida, entre otros.
No se puede perder de vista que nuestro país tiene cerca del 60% de los páramos del mundo, lo cual es una ventaja comparativa fundamental. Por eso, es necesario observarlos con una opción estratégica que tiene que aprovecharse, pero sobre todo protegerse. Cuando el comportamiento del clima es tan inestable, el hecho de tener recursos naturales tan importantes se convierte en un escudo que nos permitirá afrontar con mejores herramientas los fenómenos climatológicos futuros, que se prevén cada vez más complicados.
Ahora bien, además de ampliar las zonas de protección y de reserva, y de tener páramos mejor delimitados, es fundamental que se ataquen fenómenos que dañan el medio ambiente en forma grave, como los cultivos ilícitos, la minería ilegal, la deforestación de bosques naturales y los atentados terroristas que afectan la infraestructura de hidrocarburos, por ejemplo. Para esto, más que nuevas leyes o inventarios de zonas a proteger, lo que se requiere es adoptar medidas concretas que además de frenar los daños, se dirijan a medidas de recuperación real.
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