No fue sorpresivo el anuncio de liquidación de la Entidad Promotora de Salud (EPS) Saludcoop. Era una noticia que se esperaba desde hace tiempo, luego de que en el 2011 el Gobierno Nacional decidió intervenirla, debido al hallazgo de toda clase de inconsistencias financieras y manejos turbios que estuvieron a punto de echar a pique todo el sistema de salud. La determinación del Ministerio y de la Superintendencia de Salud de dejar en manos de Cafesalud a los cerca de 4,6 millones de afiliados es una apuesta riesgosa que esperamos termine con éxito.
El desafío para Cafesalud es mayúsculo, ya que pasará a tener 6,5 millones de usuarios, de los cuales 1,4 millones corresponden al régimen subsidiado. Será, así, la más grande EPS del país, que inicialmente estará en manos del Gobierno, pero que deberá ser vendida luego a privados para que continúen con una operación que les garantice a los afiliados una atención mejor a la que venían recibiendo. El hecho de que pueda llegar con sus servicios a 1.022 municipios a través de 1.300 IPS (Instituciones Prestadoras de Salud - clínicas y hospitales), debe llevarla a buen puerto.
Entre tanto, el agente liquidador de Saludcoop tendrá dos años para ejecutar esa tarea, en la que el pago de las deudas pendientes ($3,6 billones, de los cuales $23 mil millones corresponden a IPS de Caldas) es un tema central, y será una exigencia para que la red de prestadores de servicios de Cafesalud pueda cumplir bien con su tarea. Esta labor se verá facilitada por el levantamiento de los embargos a numerosos activos de Saludcoop, los cuales estaban congelados sin que pudieran usarse para hacerles frente a las acreencias. Si en el tiempo estipulado la estrategia funciona, se tendrá la esperanza de que el sistema de salud salga adelante.
La inyección de $200 mil millones del Fosyga por medio de bonos, para que Cafesalud pueda responder al reto es un principio pertinente a las soluciones, pero es innegable que se requieren las reformas a las que el Congreso no les ha prestado el interés necesario. Es fundamental que se ajuste la Ley 100, y que se le dé a todo el andamiaje administrativo de la salud la magnitud adecuada, porque el hecho de que la mayor parte de los recursos se quede en los intermediarios es algo absolutamente salido de toda lógica. El dinero que se invierte tiene que verse reflejado en calidad de la atención a la gente.
En Caldas la EPS que entra en liquidación tiene 65 mil 719 afiliados en el régimen contributivo y 3 mil 692 por movilidad en el subsidiado, lo que constituye un significativo porcentaje de la población en el departamento que queda a la expectativa de si habrá o no cambios en la calidad del servicio que comience a prestar Cafesalud. La obligación de este cambio es que no haya traumatismos y que en lugar de desmejorar, la calidad del servicio aumente. También son en esta regional cerca de 400 empleados de Saludcoop, frente a los cuales se espera que el Gobierno Nacional ejecute un proceso que garantice su reenganche en la nueva entidad o su liquidación en condiciones justas.
El próximo martes comienza esta nueva realidad de la salud, que será referente para el resto de EPS e IPS que hacen parte del sistema, que con todo lo que viene pasando en el sector tienen mucho qué aprender para que no fracasen en su misión de atender la salud de los colombianos. Queda pendiente el tema de Caprecom, la EPS estatal que tiene la mayor parte de afiliados al régimen subsidiado, y que lleva el lastre de deudas que parecen impagables. Ojalá en este caso también haya una fórmula que le dé esperanzas a todo el sistema.
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