Entraron en vigencia las primeras medidas de Estados Unidos en busca de normalizar sus relaciones con Cuba, la pequeña isla comunista que sigue siendo una piedra en el zapato de la potencia y que le recuerda todo el tiempo las peores épocas de la guerra fría. Desde que Barack Obama y Raúl Castro anunciaron al mismo tiempo en diciembre pasado que buscarían normalizar las relaciones y abrirían embajadas en sus países para ello, había expectativa en torno a cómo se daría este paso. Las primeras decisiones ayudarán seguramente a las familias cubanas separadas por años para reencontrarse o para al menos poder intercambiar comentarios y recursos.
Desde hace mucho rato hemos planteado en este espacio que si algo mantiene vigente el nada democrático régimen de los Castro es precisamente la obstinada posición de Estados Unidos de mantener el embargo a la isla. Esta situación hizo que los hermanos que gobiernan ese país desde hace más de medio siglo capitalizaran desde el patriotismo y la manida excusa de la dignidad para buscar apoyos en sus gobernados, quienes a pesar de ser vigilados en extremo y de recibir casi nada por su trabajo mantienen vigente esta dictadura.
No se trata de un camino fácil, sobre todo, por la desconfianza que puede existir entre los dos gobiernos por tantos años de alejamiento y de conflictos, pero también porque se trata de modelos de Gobierno muy diferentes que pueden traer dificultades a la hora de entenderse. Lo que para el uno es un traidor a la patria para el otro es un preso político, pues la violación a los Derechos Humanos sigue tan campante en la isla, como lo demuestran la cantidad de detenidos que se tienen por pensar diferente, así como las dificultades de líderes para ejercer esa oposición. Así que se debe celebrar este primer paso, pero también insistir en la necesidad de crear vínculos que mejoren la confianza entre ellos para poder ganar más terreno.
Las medidas para negocios y viajeros causarán seguramente un impacto favorable en los cubanos con familia en Estados Unidos, pues podrán recibir más remesas y la posibilidad de ser visitados sin mayores restricciones, como hasta ahora no ocurría, al punto que aerolíneas ya tramitan los permisos para volar regularmente a la isla, lo que abre la isla a un nuevo turismo y a que reciba más divisas, en un momento en que su economía debe estar padeciendo la crisis que vive Venezuela, país que se había vuelto su mantenedor.
El pragmatismo de Raúl Castro y la apertura de Barack Obama se conjugaron en este momento de la historia para que empiece a ser realidad lo que muchos temieron se demoraría mucho más en empezar. No obstante, es clave que desde la Organización de Estados Americanos, que abrió sus puertas a la isla y esta rechazó, por las vías jurídicas siga presionando para que la democracia regrese a ese país caribeño y para que se respeten los derechos humanos de sus habitantes. Creemos que para demostrar que la democracia funciona mejor que la dictadura es necesario acabar con el aislamiento que padece Cuba. De manera que el que tenga ojos podrá ver.
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