Mientras corren vientos de reconciliación en Colombia por el anuncio la semana pasada en La Habana entre el Gobierno y las Farc de terminar con el conflicto de más de medio siglo, el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y otras agrupaciones ven cómo las deja el tren de la historia. Aunque falta camino por recorrer en los diálogos con el principal grupo guerrillero del país, parece irreversible su dejación de las armas y su compromiso de pasar de la política de los fusiles a la de las razones, tal como se le escuchó decir a alias Timochenko en la ceremonia en la que estuvieron presentes el presidente, Juan Manuel Santos, y varios garantes de otras naciones, incluido el secretario general de la ONU, Ban-ki Moon.
Ahora de nuevo sale el Eln a pedir pista para, por lo menos, ser incluido en el cese al fuego bilateral que se anunció entre el Gobierno y las Farc, pero insiste en pedir y no en conceder. No se puede olvidar que no se han comenzado los diálogos con este grupo guerrillero en su fase pública, como estaba previsto hacerse en Ecuador, precisamente debido a su falta de voluntad para comprometerse a dejar de delinquir y de secuestrar. Además, porque justo en una fase tan compleja como el arranque de los diálogos entre partes enemigas es necesario ganar confianza y los elenos creen todo lo contrario, que es en ese instante cuando deben hacer más violencia para mostrar poderío y fuerza, todo un exabrupto.
El Eln insiste en que las condiciones para el comienzo de la fase pública de los diálogos las cambió de manera unilateral el presidente Santos, pues no estuvieron incluidas en las conversaciones confidenciales y exploratorias que se realizaron durante dos años. Se refieren concretamente a que no se pactó la liberación de los secuestrados que permanecen en su poder, pues al entender de la agrupación guerrillera si se decide negociar en medio del conflicto esto implica mantener sus vías de financiación, así sean tan crueles como el secuestro mismo.
El 30 de marzo el negociador plenipotenciario del Gobierno con el Eln, Frank Pearl, anunció el inicio de la fase pública de los diálogos. No obstante, la fecha para comenzar tales conversaciones no ha sido establecida y poco a poco se va dilatando. El mundo está expectante de lo que pasa en Colombia y le cuesta entender que la firma para terminar el conflicto con las Farc no es la paz, y no es esta por muchos motivos. Si continúa la guerra con grupos como el Eln la paz seguirá lejana y apenas se habrá logrado un paso muy importante con las Farc, pero insuficiente para el objetivo final.
Es hora de que el Eln entienda el clamor de los ciudadanos, que aproveche el buen momento que viven las negociaciones de La Habana por cuenta de los más recientes acuerdos pactados. No hacerlo será un error histórico para sus dirigentes, para sus tropas y para el país, pues ya sabemos que todo día que se tarda la paz, se cuenta en colombianos muertos, heridos, desplazados. Es necesario que llegue a las cabezas de este grupo la razón y se den cuenta de la importancia de subirse al tren de la historia. Dejarlo pasar será su peor error.
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