El necesario ataque a la pobreza

Todo lo que se haga en contra de la pobreza redundará en beneficio de la sociedad. Mientras que haya miles de personas con hambre o sufriendo los rigores de no tener un techo, un empleo digno y salud y educación de calidad, Colombia sufrirá de problemas sociales con graves repercusiones en el desarrollo material y humano. Si ese ataque a la pobreza va de la mano de estrategias para lograr una mayor equidad, se estarán construyendo los caminos hacia un país con un mejor futuro.

En un reciente informe, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), muestra cómo la línea de pobreza por ingresos en Colombia estuvo en $6.947 diarios, para suplir la canasta de bienes y servicios básicos de una persona (julio del 2014). Así las cosas, un hogar de cuatro personas se considera pobre si en un mes recibe menos de $919.418 en las zonas urbanas y menos de $550.446 en las áreas rurales. Por eso es que ahora esa entidad revela que la pobreza cayó en un 2,9% entre julio del 2013 y junio de este año.

Eso indicaría que cerca de 1,15 millones de colombianos salieron de la pobreza en el último año, y que a julio pasado se tenía una cifra de 13,5 millones de habitantes en esa condición, un 29,3% del total de la población. Si tomamos en cuenta que, hasta el cierre de la pasada década la pobreza atacaba a cerca de la mitad de los colombianos, hay que reconocer que en los años recientes se han dado grandes avances.
Frente a este buen resultado, contrasta que la pobreza extrema o indigencia no baja al mismo ritmo, y actualmente hay cerca de 3,8 millones de personas en esa condición en el país. No obstante, el presidente Juan Manuel Santos es optimista y se atreve a asegurar que en el 2025 no habría pobreza extrema en nuestro país. Por lo pronto, en marzo del año entrante, cuando se publiquen los resultados de la Encuesta de Calidad de Vida del DANE para el 2014, se podrá conocer en detalle qué ciudades avanzan más rápido y cuáles más lento en la lucha contra la pobreza.

Estos resultados y perspectivas, a la luz del crecimiento de la economía en el segundo trimestre del año, de acuerdo con el mismo DANE (4,3%), tiene que reflejarse en nuevos avances futuros en esta materia. Si se toma en cuenta que en el primer trimestre ese indicador fue de 6,4%, al cierre del primer semestre el crecimiento fue del 5,4%, pese a que es normal que en años electorales como el actual haya desaceleración. Lo más seguro es que en el segundo semestre los resultados sean mejores, por lo que habrá que esperar que las condiciones de vida de los colombianos, en general, mejoren.

Ahora bien, falta mucho más por hacer, sobre todo en las áreas rurales. Por eso nos parece acertado que los nuevos programas de vivienda gratis se estén enfocando a los municipios más pequeños y alejados de la geografía nacional y, en general, al campo. Ese es un excelente incentivo para que las familias campesinas permanezcan allí y dediquen sus acciones a la siembra de alimentos y la crianza de ganados, no solo para su subsistencia, sino también para fortalecer la seguridad alimentaria de los colombianos.

Herramientas como la del censo rural que actualmente se realiza y que ayudará a enfocar las inversiones en el campo de manera más estratégica, servirá mucho para avanzar en el ataque de la pobreza en las zonas más desprotegidas. Así mismo, si se tiene en cuenta que el presupuesto para las labores agrícolas también mejorará para el próximo año y la proyección es que lo siga haciendo hacia el futuro, se podrán obtener muy buenos resultados en poco tiempo.

En Caldas el reto es mayor, ya que según el mismo DANE, en el estudio que presentó a comienzos del año, con relación a la disminución de la pobreza en los años recientes, la disminución de la pobreza en este departamento avanza a un ritmo menor que el nacional, lo cual hay que analizar a fondo para hallar los correctivos.