esde los escritorios o para decirlo más precisamente, desde debajo de los escritorios, se enloda el deporte que los atletas desarrollan con el cumplimiento de los más altos estándares que debe tener alguien que se convierte en ejemplo: disciplina, deseos de superarse, sana competencia, esfuerzo y no desfallecer ante las dificultades. Ya en el pasado hubo escándalos en el Comité Olímpico Internacional como el que se destapó por el pago de sobornos para lograr los votos que permitieran la escogencia de Salt Lake City como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno.
Ahora el turno, por fin dicen muchos, es para la FIFA. Ya se habían presentado escándalos antes por boletería, se había alcanzado a comprobar algún tipo de prebenda entregada a comités que visitaban sedes, pero no se había desmontado un entramado como el que ha logrado develar el FBI por el pago de sobornos. Estos involucran no solo a los más altos directivos de la entidad, sino prácticamente a todas las federaciones de Suramérica, incluida la colombiana, como ya lo han dicho investigadores del caso. Y esto se dio a horas de la escogencia de presidente de esa organización, programada para hoy en Zurich, en donde se encuentra la plana mayor del fútbol de todos los países.
La FIFA durante años ha actuado por encima de los gobiernos, a los que les exige no intromisión en sus asuntos, exoneración de impuestos, que gasten por montones si quieren tener uno de sus campeonatos y la amenaza permanente de que pueden sancionar su fútbol, el espectáculo más popular en buena parte del mundo. Por esta razón, algunas naciones se frotan las manos con lo que está pasando y les entregan todas las pruebas pedidas al FBI. La Fiscalía colombiana ya anunció que buscará acceder a la información que involucre a nuestro país, pues ya se dijo que el propio Luis Bedoya recibió 7,5 millones de dólares.
Esperemos que se actúe, pero que se incluya de una vez la gran investigación pendiente del fútbol colombiano. La intervención a los equipos en nuestro país ha venido siempre desde afuera, por lista Clinton, por la DEA, ahora por el FBI. Cuándo será que transparentamos este deporte. Son muchas las denuncias que aún no se resuelven y no se puede olvidar que la Superintendencia de Sociedades también se ha quedado corta, dándoles vida artificial a clubes que si fueran una empresa de cualquier otro tipo ya hubieran obligado a liquidar o a entrar en Ley 1116 como mínimo. Y eso que a duras penas se hace cumplir la ley laboral, con muchas dificultades aún en varios clubes profesionales y aficionados.
Esta actuación judicial internacional va a dar noticia para largo. Esperemos que hoy en la elección de presidente de la FIFA se haga acto de contrición y propósito de enmienda. Que se cambie de una vez a los directivos que hasta ahora han estado, que se oxigene esa organización, que haya una declaración oficial para colaborar con las autoridades que investigan y que esta se traduzca en hechos, que no se vaya a quedar solo en los buenos propósitos. Es hora de que el juego limpio se traslade a los escritorios de la máxima multinacional del deporte y que toda esa plata favoreciendo corruptos llegue mejor a la promoción del fútbol aficionado en donde sobra el talento y faltan las oportunidades.
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