e mantiene la expectativa por el regreso, sanos y salvos, de los cuatro geólogos, contratistas del Servicio Geológico Colombiano, que fueron secuestrados por el Eln en zona rural de El Carmen, en el Norte de Santander, desde la semana pasada. El manizaleño Jhon Élber Ríos hace parte del grupo de plagiados, razón por la cual familiares, amigos y personas que se han solidarizado con la familia del profesional marcharon el pasado miércoles por la Avenida Santander de Manizales, exigiendo su liberación.
Desde el miércoles también se supo de las gestiones que vienen desarrollando miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR, para asegurar el regreso de los geólogos. Ojalá que muy pronto ese esfuerzo dé sus frutos y que la incertidumbre que hoy se vive en los hogares de los secuestrados se convierta en la alegría de su retorno. Ya en ocasiones pasadas las labores de esta organización han dejado buenos resultados, por lo que debemos guardar la esperanza de que esta vez también se alcance el éxito.
Lo que ha trascendido es que la organización guerrillera se llevó a los profesionales Karina Banquez, Andrés Mauricio Botero, Hernán Ayala y Jhon Élber Ríos con el objetivo de interrogarlos acerca de sus labores en esa zona del país, lo que no solo es una clara violación a los derechos fundamentales de estas personas, un delito que debería estar ya erradicado de Colombia, sino que se toman atribuciones de veedores que no les corresponde, lo cual tiene que ser rechazado con toda energía. Lo único que hay que decir es que el trabajo de los contratistas es actualizar la cartografía de las cuencas hídricas y las zonas de alto riesgo.
Debemos recordar que el año pasado el también geólogo caldense Andrés Felipe Calle estuvo secuestrado 58 días por la misma organización subversiva, en la misma región del Catatumbo, y que su regreso a casa solo se dio después de múltiples marchas y expresiones de rechazo a su secuestro. Ojalá que en esta ocasión el fin de esta tragedia esté más cerca y que los cuatro profesionales sean liberados de inmediato.
Estos hechos nos llevan a reflexionar acerca de la supuesta voluntad de paz que tiene esa guerrilla, que está en la búsqueda de un proceso de paz similar al que se adelanta con las Farc. Mientras se esté atacando a la población civil, se ejecuten acciones terroristas, se cometan delitos que atenten contra el Derecho Internacional Humanitario y se actúe usurpando espacios que solo le competen al Estado, entre otros, el Gobierno Nacional tiene que mantener la ofensiva para vencer a estos delincuentes. De hecho, a través de labores de inteligencia debería estar buscando con eficiente cautela el paradero de los profesionales y rescatarlos sanos y salvos.
Como lo evidencia este secuestro, el Eln va en contravía de lo que pregona. Lo que han dicho los líderes de esa organización es que la sociedad colombiana debe ser protagonista de un posible proceso de paz que se inicie con ellos, pero es claro que con secuestros lo único que logran es fortalecer la desconfianza de los colombianos hacia ellos. Dicen que su lucha pretende que en Colombia haya "justicia, democracia, equidad y felicidad", pero es evidente que cada acción suya es injusta, causa inmensas tristezas y es la antítesis de lo democrático. Si quieren paz tienen que empezar a demostrarlo.
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