El Estado de Excepción en Francia tendrá que permanecer de forma indefinida, luego del atentado terrorista en el que 84 personas murieron el jueves pasado atropellados por un camión, en el llamado Paseo de los Ingleses, en Niza, ciudad de la famosa Costa Azul. De acuerdo con el Ministerio del Interior de ese país, el conductor del vehículo, quien resultó abatido por la Policía al final del macabro recorrido de dos kilómetros, era un francés de 31 años de origen tunecino, que de acuerdo con sus vecinos era un hombre extraño, fichado por delitos menores, y sin amigos.
Aunque el Estado Islámico no se había atribuido hasta ayer la autoría de esta masacre, el hecho de que se haya atacado en Francia una de las ciudades más emblemáticas del turismo mediterráneo, donde tiene gran influencia el Frente Nacional de la estirpe de los Le Pen (líderes políticos que lideran una campaña xenófoba) y que se haya ejecutado en la misma fecha de la fiesta nacional francesa del 14 de julio, coincide con todos los postulados del yihadismo, que vende la idea entre sus seguidores de atacar a Occidente con cualquier arma y de la manera que más duela.
De acuerdo con el reporte del gobierno del presidente François Hollande son 202 los heridos, 52 de ellos en estado crítico, por lo que la cifra de víctimas fatales podría incrementarse. Tradicionalmente en esa fecha, durante la noche, la gente se aglomera para disfrutar de los fuegos artificiales, y son numerosos los niños que asisten acompañados por sus padres a gozar la fiesta, por lo que familias enteras y muchos menores de edad terminaron asesinados por el camionero terrorista que conducía a unos 90 kilómetros por hora, según estimaciones de las autoridades.
La manera en que ocurrió el ataque evidencia que el mundo está casi totalmente indefenso frente a la cada vez más desquiciada forma de los ataques terroristas del Estado Islámico y sus seguidores, quienes se idean cualquier forma de generación de pánico a lo más representativo de Occidente, usando los métodos menos insospechados, haciendo que las estrictas medidas de seguridad para hallar armamentos y bombas no sean suficientes para contenerlos. Se trata de un fenómeno en el que el fervor religioso desmedido se combina con postulados políticos que incentivan el surgimiento voluntario de kamikazes.
Lo ocurrido en Niza, sumado a los ataques sufridos este año en varios lugares de Europa, obligan a que la Comunidad Internacional analice las fórmulas más completas que lleven a la desarticulación de la cúpula de esa organización terrorista. La tecnología y los métodos de inteligencia tienen que ser capaces de dar con el paradero de los líderes de esta agrupación criminal y poder dar un golpe contundente que le enseñe al resto del mundo que habrá castigo ejemplar para quienes ejecuten semejantes actos de barbarie.
Por lo pronto, el Estado de Excepción que sería levantado el próximo 26 de julio tendrá que permanecer en Francia, y otros países europeos y los Estados Unidos, seguramente, tomarán medidas más drásticas para evitar que se repita este tipo de ataques demenciales. Es apenas natural que así sea, lo que podrá afectar a muchos turistas y migrantes latinoamericanos, por lo que todo el dolor que hoy afrontan los franceses también nos toca y nos lleva a ofrecerles un abrazo de solidaridad, esperando que termine pronto esta pesadilla que se viene intensificando desde los hechos en contra del semanario Charlie Hebdo, que cobró la vida de varios periodistas brillantes.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015