Aunque muchos caldenses tienen razones para pensar que el presidente Juan Manuel Santos le ha querido cobrar a este departamento su escaso respaldo para su segundo periodo en la Casa de Nariño, razones con suficiente sustento si se piensa que el mandatario, al parecer, no cumplirá su compromiso de entregarles recursos a Aerocafé y a la nueva vía Manizales-Mariquita, lo cierto también es que llevó al abogado caldense Gabriel Vallejo al rango ministerial.
El actual jefe de la cartera de Ambiente y Desarrollo Sostenible tiene importantes desafíos sobre sus hombros, ya que le tocará caminar por el propio filo de la navaja, entre el necesario cuidado que se les deben dar a nuestros recursos naturales y permitir que las obras de infraestructura y demás proyectos de desarrollo que requieren licencias ambientales avancen sin mayores dificultades. Se trata de grandes responsabilidades para las que sabemos está bien dotado el ministro Vallejo.
En ese sentido, es muy pertinente que se introduzcan reformas al Decreto 2820 de 2010, norma que no estaba dando las garantías suficientes para poder avanzar en la modernización del país, al mismo tiempo que ser rigurosos en los análisis técnicos antes de entregar conceptos de aprobación o desaprobación de las iniciativas presentadas por particulares o por el propio Estado. Es una vergüenza que el promedio de demora de pronunciamiento de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), esté en 13,5 meses, cuando debería ser una cuarta parte de eso.
Nos complace mucho que el funcionario afirme que durante su paso por ese ministerio quiera dejar una huella de conciencia sobre el medio ambiente, en términos individuales y sociales. Los ciudadanos tenemos que pensar más a fondo acerca de cada una de nuestras acciones y ver si con ellas se le hace bien o mal a nuestro entorno natural. También comprender si con lo que dejamos de hacer se hace daño, para que empecemos a sintonizar nuestros actos con nuestros pensamientos de protección al ambiente y, entre todos, lograr que el futuro sea mejor en esta materia.
Confiamos en que los cambios estructurales que se encuentra liderando en el ministerio, así como su mayor aproximación a lo que se hace en las corporaciones autónomas lleven a que se produzcan procesos más eficientes y sólidos, donde los grandes proyectos puedan ejecutarse sin subestimar sus consecuencias ambientales, y avanzar muy en serio en el freno a la minería ilegal que, como Vallejo mismo lo afirma, es la actividad que más daños le produce a la naturaleza.
Caldas espera mucho de su ministro, tomando en cuenta las dificultades erosivas de algunas zonas de la región, los riesgos planteados por la ejecución de proyectos hidroeléctricos y la necesidad de encontrar un camino viable para la minería en Marmato, desde los puntos de vista ambientales, sociales y de desarrollo económico. Con su determinación frente a la necesidad de licencias para las dobles calzadas y los túneles adosados, entre otros, Vallejo ya demostró su temple, y al mismo tiempo son evidentes sus buenas intenciones de ayudar a ser un facilitador, en lugar de convertirse en un obstáculo insalvable para los proyectos que aseguren un futuro para Colombia.
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