Claridad en la contratación

anizales está entre las cinco ciudades de Colombia, donde las licitaciones públicas gozan de mayor transparencia, de acuerdo con el Análisis de la contratación estatal 2014, realizado por la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI). En el caso de la capital caldense la estrategia de la Urna de Cristal se convirtió en la clave de este éxito, entre 1.122 ciudades evaluadas. Mientras que en la gran mayoría no se presentan más de tres propuestas por proyecto, en Manizales el promedio está por encima de 10. De hecho, la lista llega a los 78 proponentes y se acerca a los 100 si solo se miran las obras civiles.

Contrario a eso, en los demás municipios de Caldas, en la mayoría de los casos de licitaciones públicas, solo se presentó un oferente, y la contratación se hizo en forma directa en cerca del 80% de los casos. Únicamente Riosucio y Chinchiná se salen de ese molde, y tienen mejores cifras en cuanto a número de propuestas por proyecto. En este sentido, sería muy útil para avanzar en claridad y transparencia en la contratación si en el resto de Caldas se acogiera el modelo de la Urna de Cristal y se adoptaran políticas firmes para la adjudicación de los distintos contratos, con pliegos muy bien construidos, que no puedan ser tachados de estar hechos a la medida de alguna propuesta en particular.

En el caso de la Gobernación de Caldas, de acuerdo con la Secretaría Privada, el promedio de oferentes por proyecto de infraestructura es de 16, lo cual también habla bien de lo que se viene haciendo allí en materia de contratación, pero puede ser aún mejor. Por eso mismo debería ser mayor su compromiso para que en las alcaldías municipales se apliquen estrategias que no solo recuperen la confianza de los proponentes, sino que aseguren que bajo ninguna circunstancia se den manejos que generen dudas. Es muy buena noticia de que a partir de junio próximo la Gobernación adopte la Urna de Cristal, pero eso mismo hay que llevarlo al resto del departamento.

Esa posibilidad de que la comunidad pueda vigilar todos los procesos a través de cámaras conectadas a internet, en cualquier momento, es un ejemplo que incluso ha sido tomado como modelo por otras ciudades en el país, y que apunta a que no haya la menor sospecha de procesos amañados. Incluso el vicepresidente Germán Vargas Lleras se ha mostrado interesado en replicarlo. Esta manera de ejecutar los procesos licitatorios también ayuda a que las propuestas que resulten seleccionadas puedan cumplir con lo que prometen y que las obras se desarrollen con los criterios de calidad que se necesitan.

Esta preocupación debe ir de la mano del fortalecimiento de las veedurías ciudadanas, donde su papel no se limite a ladrar solitarias en el desierto, ni a que se les dé un manejo político que termine afectando su credibilidad. La idea es que esas veedurías también tengan un comportamiento propositivo, preventivo, que sea tenido en cuenta por los gobiernos sin importar si cambian en él los colores políticos. La ciudadanía tiene el deber de organizarse y ser proactiva, para que todo proceso de contratación, sea licitación pública, selección abreviada de menor cuantía o concurso de méritos abierto se tenga que hacer de manera diáfana.

Hay que destacar que al lado de Manizales y Caldas resultan bien posicionados en el mencionado análisis los temas de contratación en Antioquia, Nariño y Risaralda, donde se cuenta con más de 10 oferentes en promedio. Esto no quiere decir que allí no haya corrupción, pero con estas cifras y la voluntad política mostrada sí es posible frenar posibles manipulaciones que vayan en contra del erario. Hay mucho por trabajar aún, como fijar parámetros más claros en la elaboración de los pliegos, por ejemplo, pero el hecho de que se dé una participación más democrática en las propuestas para ejecutar proyectos logra que se gane mucho terreno.