No hay derecho que niños con cáncer, que requieren tratamientos continuos y especializados, vean deteriorada su salud no solo por la agresividad de su enfermedad sino por determinaciones administrativas equivocadas que aumentan los riesgos y los ponen en un grado máximo de vulnerabilidad. Lo que viene ocurriendo con 39 niños afiliados a Cafesalud en la región, quienes se quedaron sin servicios debido a que esa EPS no ha pagado la atención prestada por Oncólogos de Occidente y acumula deudas en niveles exagerados, causa una gran indignación.
Además de que el derecho a la salud es considerado fundamental en la Constitución Nacional, en la misma carta magna se contempla que los derechos de los niños están por encima de los de los adultos, pero en este caso eso es letra muerta. La EPS involucrada no da garantías a estos pacientes para continuar oportunamente con sus tratamientos entre los que se cuentan quimioterapias y radioterapias, además de la entrega de medicamentos, realización de exámenes de laboratorio y hospitalizaciones.
Hay casos como el del niño Santiago Gañán Grajales, de 10 años, quien sigue esperando a que se le autorice un trasplante de médula ósea, de la cual ya se tiene donante, pero que con el nuevo escollo administrativo y financiero podría complicarse más. Escuchar o leer el testimonio de sus familiares, en el que describen los padecimientos por los que deben pasar, debería llevar a los directivos de estas entidades a buscar rápidas alternativas para poder seguir prestando los servicios, pero ni siquiera le explican a la comunidad lo que está pasando y qué esperanzas de solución existen. La situación de una niña de 3 años que espera hace más de una semana a que le practiquen una biopsia no es menos triste.
Es muy grave cortarles el tratamiento a niños con enfermedades como el cáncer, son situaciones en las que la vida de los pacientes se ponen en peligro, cuando hay retrasos en sus medicamentos o terapias. De acuerdo con la Territorial de Salud de Caldas la respuesta de la EPS es que a estos pacientes se les atiende en el Hospital San Jorge de Pereira, pero no resulta mínimamente digno que la única opción para los pacientes de Manizales, como los descritos, sea viajar con sus cuidadores a otra ciudad bajo la disculpa de que en la capital caldense no hay quién los atienda.
El caso de Cafesalud y su atención oncológica es fiel reflejo de la profunda crisis que vive el sector desde hace tiempo. A los graves problemas que se tienen en el sistema de salud solo se le aplican paliativos y aguas tibias, mientras que la enfermedad se hace cada vez más inmanejable. Cafesalud no solo heredó el enorme problema de Saludcoop, actualmente en liquidación, sino que al tener que recibir en buena medida a los pacientes del Régimen Subsidiado que no siguió atendiendo Caprecom, se quedó sin oxígeno para operar de manera adecuada, pero tampoco ha encontrado las fórmulas administrativas para usar de mejor manera los recursos que le llegan del sistema, que no son pocos.
La Superintendencia de Salud y el Ministerio del ramo deben tomar cartas en este asunto y buscar con urgencia los remedios al problema, que tiende a ser cada vez más grave. Además de los niños con cáncer, hay cerca de 280 mil caldenses afiliados a esa EPS que solo reciben respuestas desabridas ante sus reclamos por el pésimo servicio. No puede haber más dilaciones, es fundamental que haya determinaciones que se traduzcan en atención óptima para la gente, que debe ser lo más importante para el sistema de salud. Por lo pronto, lo de los niños con cáncer no aguanta más silencios o disculpas destempladas.
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