La Doble Calzada Manizales-Pereira-Armenia sigue pendiente de una obra vital para permitir un desplazamiento más seguro y rápido entre las tres ciudades. Se trata de la Variante La Paz, en el sector de Chinchiná (por detrás de las bodegas de Arme), para cuya ejecución ya están listos los recursos ($45 mil millones), pero que no se han podido ejecutar debido a las distintas trabas que ha puesto la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) para despejar el camino y permitir su construcción.
La realidad hoy es que el lugar por el que avanza la vía en el sector de la entrada a Chinchiná sufre de un problema erosivo progresivo, que en cualquier momento podría dejar sin comunicación terrestre a Manizales y Pereira. Han pasado ya casi dos años, tiempo durante el cual han abundado los trámites, uno tras otro, para poder dar un concepto al respecto. A finales de este mes será entregado el último estudio que se le ocurrió pedir a la ANLA, y si todo transcurre como lo prevé la ley, a finales de enero del 2015 se tendrá una respuesta definitiva. Sin embargo, siempre cabe la posibilidad de que surjan nuevas exigencias.
Ahora que el caldense Gabriel Vallejo López se encuentra al frente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible resulta prioritario que se le dé agilidad a estos trámites y que en el tiempo más corto posible puedan comenzar las obras. Hoy es un hecho que al problema de estabilidad del terreno provocado por la socavación del pie de la montaña por acción de las aguas del río Chinchiná y las consecuencias de la extracción de material del río para construcción. En esas prácticas también es fundamental que se intervenga para frenar el avance del problema, pero ese es otro asunto.
Lo más complejo es que a todo esto se suma ahora que el Ministerio de Cultura esté planteando nuevos trámites, debido a que la zona hace parte del llamado Paisaje Cultural Cafetero. Es evidente que lo hace, y la misma vía es parte de dicho paisaje, por lo que hay que tener cuidado de no exagerar en las exigencias y las trabas. Este reconocimiento internacional, en lugar de frenar el desarrollo, lo debe potenciar obviamente con los cuidados necesarios, pero no actuando como una mula atravesada en mitad de la carretera.
Más que entorpecer el normal desarrollo de las obras en la Doble Calzada, las instancias gubernamentales nacionales deberían estar ayudando a que los problemas de movilidad en la región se solucionen y a que zonas con problemas geológicos como la que hoy se tiene, comiencen a recibir los tratamientos de control y prevención que eviten que en el futuro la situación abarque extensiones más amplias de tierra. Por eso, incluso, además del cambio del trayecto de la carretera, se necesitan grandes muros de contención desde la misma orilla del río, que garanticen la estabilidad.
Esperamos que haya comprensión de la ANLA y del Mincultura en todos estos aspectos, y que la Variante La Paz sea una realidad más temprano que tarde, porque realmente se requiere un avance rápido en ese proyecto.
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