n acuerdo entre varios gobernadores y el Gobierno Nacional para mantener en cabeza de los departamentos el monopolio de los licores y los juegos de azar llama a la reflexión acerca de si realmente eso es lo más conveniente para Caldas en estos momentos. En el proyecto de Plan Nacional de Desarrollo que estudia el Congreso de la República se plantea acabar con tales monopolios y permitir así abrir las fronteras e incentivar la competencia, pero tras el reclamo de los gobernadores la próxima semana serían eliminados los artículos relacionados (del 190 al 206).
Creemos que, si bien se corren algunos riesgos, son mayores las oportunidades que podrían tener Caldas y sus licores en un escenario de libre competencia con los demás licores nacionales, siempre y cuando los importados sí tengan una carga mayor en los impuestos. Debemos ser conscientes de lo bien posicionadas que están en el mercado nuestras marcas propias, por lo que ante la posibilidad de tener fronteras abiertas un trabajo de mercadeo bien enfocado podría llevar fácilmente a un aumento significativo en las ventas, que ha sido nuestro talón de Aquiles en los años recientes.
No tiene mucha lógica dedicarnos solo a proteger nuestro mercado pequeño, el cual tiene pocas posibilidades de crecer, cuando en un esquema sin fronteras se multiplican las opciones de vender sin restricciones en todo el país. Se dirá que esa posición también nos deja expuestos a que nos inunden licores de otras regiones y que nos terminen arrebatando lo poco que tenemos, pero el panorama es más claro y positivo si se cuenta con un mercado más amplio al cual llegar con marcas ampliamente conocidas y apetecidas, como las nuestras.
Eso nos blindaría, además, ante las actitudes de departamentos como Risaralda y Valle del Cauca, donde ponen tal tipo de condiciones para comercializar los licores en esos lugares, que se termina sacrificando mucho en rentabilidad y exponiéndose a posibles sanciones futuras si no se cumple con sus perentorios mandatos. Además, está probado que el esquema de los monopolios departamentales solo favorecen la corrupción en toda la cadena del negocio de la producción y venta de licores. Por eso, para los gobernadores no es fácil renunciar a los poderes burocráticos que les da la existencia de licoreras que dependan de ellos.
El Gobierno Nacional debe garantizar que la competencia no sea desfavorable para los licores nacionales frente a los extranjeros, y sobre todo, trabajar intensamente para derrotar el contrabando, en todos los niveles. Con una férrea política y acción en ese sentido, será posible que las licoreras nuestras ganen más y puedan incluso desarrollar estrategias más efectivas para la conquista de mercados externos, y para hacerlas cada vez más competitivas. También se afirma que hay desventajas frente a las cervezas; ese sí es un tema que debe analizarse y tomar medidas, para que haya equidad y oportunidades iguales para todos.
Siendo pública, la Licorera de Caldas necesita un manejo gerencial de empresa privada, siempre orientado a obtener utilidades que la hagan crecer y consolidarse. Si se mantiene al vaivén de la política y se sigue administrando con criterios de la cosa pública se perderán posibilidades de expansión, que es el reclamo en la región. Además, hay estudios que señalan que los departamentos tendrían mejores ingresos si no existieran los monopolios de los licores, y Caldas tiene más ventajas que desventajas en ese esquema.
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