Adriana Osorio
LA PATRIA|MANIZALES
Brindar asesoría para el replanteamiento de proyectos de construcción y así cumplir con la norma de sismorresistencia del 2010 es el principal objetivo que tienen los arquitectos Cristian Ramírez y Daniel Jiménez. Ellos constituyeron legalmente su empresa desde marzo pasado y han asesorado cerca de 15 proyectos en Dosquebradas (Risaralda), Villamaría y Manizales.
Su trabajo se centra en las normas J y K del Reglamento Colombiano de Sismorresistencia 2010. Según ellos, aunque la norma está, estos dos títulos no se aplican con rigurosidad en las construcciones y están relacionados con los parámetros para conservar la vida en edificaciones.
Cristian y Daniel, de 22 y 24 años, cuentan que su negocio nació del trabajo de grado que presentaron en enero pasado, luego de cinco meses de labor y de aporte en la Curaduría Primera de Manizales. “El curador Gustavo Díaz nos dijo que quería una herramienta virtual para manejos de títulos J y K, pues esto no estaba muy organizado. Eso hicimos y ahora, en documentos de excel, se pueden consultar las normas en la Curaduría y están clasificadas en los distintos tipos de construcciones: residencial, institucional, de almacenamiento, comercial”, dice Cristian.
Con este conocimiento, en febrero estos arquitectos se interesaron por hacer empresa. Así fue que a mediados de marzo registraron su negocio en Cámara de Comercio y empezaron su labor asesorando la construcción de un nuevo supermercado de Manizales.
“Nos dijeron que le hiciéramos la revisión del proyecto, estuvimos durante dos días aplicando los requisitos. El objetivo era que no lo devolvieran de la curaduría, porque esto les quita tiempo y dinero, además si hay una segunda devolución es más difícil que les den la licencia”, indica Cristian.
Los mayores problemas
Aseguran que de los mayores problemas que han encontrado es que las salidas de emergencias, por lo general, no tienen las dimensiones reglamentarias, o no hay el número de salidas necesarias, además de que no las fabrican con materiales resistentes al fuego. Otra inconsistencia común son las escalas que se construyen en edificios de gran altura, pues la norma dice que deben ser dos, pero a veces solo hacen una.
“Lo que logramos con nuestro trabajo es evitar problemas legales a constructores y arquitectos, pues en caso de emergencias, si llegan a haber muertos o heridos y se ven esos errores, entonces llegan las demandas. Otro aspecto importante es que cumplir la norma es lo mínimo, pero se debe tener un margen porque así cumplan no quedan exentos de responsabilidad”, dicen los emprendedores.
Luego de la labor en el supermercado, los llamaron para evaluar la construcción de un call center, y después siguió una serie de trabajos. Según ellos, se han dado a conocer por el voz a voz entre ingenieros.
Explican que generalmente lo que han hecho es adecuar el proyecto de acuerdo con las observaciones que hacen las curadurías y que han encontrado planes que deben hacer grandes modificaciones. “Lo ideal sería cuando se está haciendo el proyecto y no cuando ya está planteado, y últimamente hemos trabajado con algunos clientes de esa manera”, dice Daniel.
Agrega que hasta el momento les han dicho que su trabajo es importante porque a la mayoría de arquitectos no les gusta el estudio de las normas, y esto se necesita para agilizar los planes.
Estos emprendedores han recibido asesoría del Parque de Innovación Empresarial de la Universidad Nacional, donde estudiaron, y de la Unidad de Emprendimiento de la Universidad de Caldas. Los recursos monetarios han sido propios.
Aunque en un principio la empresa se llamó Bassa arquitectos consultores, decidieron cambiar la razón social, pues según ellos hay empresas con nombres similares en Bogotá y Pereira. Ahora su nombre es Estoa aquitectura.
Estos jóvenes aseguran que su trabajo tiene la ventaja de que ajusta los proyectos a las normas internacionales de sismorresistencia, pues de ellas se tomaron pautas para el reglamento colombiano.
El dato
La página web de Estoa es www.estoa.co
La cifra
$3 millones fue el capital con el que Cristian Ramírez y Daniel Jiménez iniciaron su empresa de consultoría arquitectónica.
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