Subsidios, dueños de la estrategia contra la pobreza

CARLOS HERNÁNDEZ
LA PATRIA | MANIZALES

Primer caso
Este es el caso de la familia Martínez Toro, que vive en una casa arrendada a tres cuadras del Parque de Bolívar de Aranzazu. La que ilustrará la situación es Aracely, la madre, próxima a cumplir 50 años y que convive con su esposo y sus hijos de 27, 20, 12 y 9. Lo primero es que, a los ojos del Gobierno, se trata de una familia en condición de pobreza, al menos en lo que a ingresos se refiere, pues ninguno de quienes está en capacidad de trabajar tiene un puesto fijo, y por ende las ganancias tampoco son estables.

Desde hace cinco años, calcula ella, reciben subsidios del Gobierno como parte del programa Familias en Acción, con la condición de que los dos hijos menores, niño y niña, asistan cumplidamente al colegio. Cada dos meses ella recibe $ 60 mil por el hijo de bachillerato y $ 30 mil por la que cursa primaria. También hacen parte de Red Unidos, la estrategia del Gobierno que le apunta a acompañar familias para que, si cumplen ciertos compromisos, superen la pobreza extrema.

Esto, a la luz de cifras oficiales, es posible. La entidad que coordina Red Unidos es la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema (ANSPE), cuyas estadísticas indican que 40 mil familias de todo el país han salido de la pobreza extrema con dicho acompañamiento, que dura hasta cinco años. En Caldas lo han hecho 1.358 familias.

Segundo caso
En este último grupo, el de familias que han salido avante, está la de Estrella Rodríguez, quien está en lo que el Gobierno llama La senda de la prosperidad, es decir, que después de ocho años está lista para continuar sin el acompañamiento permanente de un funcionario (llamado cogestor), que le indique constantemente qué hacer para mejorar su calidad de vida.

Su historia comienza en zona rural de Salamina y ya va en un edificio de apartamentos de Manizales, en donde vive con su esposo y su hija, a quienes se les sumará Samuel, bebé que está en camino. Así como Aracely, Estrella se ha beneficiado de los subsidios de Familias en Acción, integra Red Unidos. Comenzó el proceso desde que vivía en el Soferino en una casa con sus dos hermanas, un hermano, su padre, su madre y su niña. Solo había dos alcobas.

Aprovechó cada curso que le ofrecieron, ingresó a programas de enganche laboral y poco a poco fue cumpliendo los 45 logros que cada familia tiene como reto cuando empieza. Le fue tan bien, dice, que cuando llegó al apartamento pidió que la sacaran del programa y le dieran la oportunidad a otra familia, pero le negaron la solicitud porque todavía tenía pendientes un par de compromisos.

Paciencia y dedicación
Es un proceso difícil. Samuel Azout, que recientemente dejó el cargo como director nacional de la ANSPE, admitió que lo más complicado es que los beneficiados mejoren sus ingresos y las condiciones de sus casas, e incluso que adquieran vivienda nueva.

Lo confirma Aracely, la mujer de Aranzazu, quien reconoce que haber tenido por estos años a su lado y el de los suyos a un cogestor, les ha servido para organizarse mejor. "Nos inculcaron que debemos ponernos las pilas teniendo papeles al día, llevando a los niños a controles de crecimiento y desarrollo y a estudiar". Que su hijo mayor haya tramitado la libreta militar ha sido, según ella, "lo mejor de todo esto", ya que lo toma como un gran paso para que él consiga trabajo más fácil, aunque recalca que por ciertas trabas su muchacho aún no la recibe.

Lo ideal sería que tuvieran empleo formal y una casa propia, dice ella, pero no han podido. "El año pasado nos inculcaron sobre el ahorro. Uno a veces ahorra un poquito, pero es que para hacerlo hay que tener un trabajo estable, y para los que no tenemos estudio, así sea un bachiller, se dificulta mucho".

Así que concluye sin vacilar que, de no contar con los subsidios sentiría un baldado de agua fría. "Mejor dicho", agrega para precisar que no solo ella se ha acostumbrado a depender de esas ayudas: "se derrumbaría este municipio y todo Caldas".

La reflexión de Estrella es diferente: "A uno lo ponen a hacer un proyecto de vida. Todo depende de la actitud porque hay muchos que no aprovechan. No ven que las capacitaciones sean importantes. En nuestro caso, estamos en esta casa y nos independizamos gracias a que mi esposo asumió un crédito. Mi hermano, que pinta, sacó la libreta militar. El Icetex le aprobó un crédito a mi hermana, que estudió y ahora es jefe de enfermeras en una clínica. Mis papás aplicarán para el subsidio a adultos mayores".

El debate
El programa Familias en Acción, creado en el 2000, siempre ha generado debate por la posibilidad de que el asistencialismo se tome la lucha contra la pobreza. 13 años después es política de Estado, es decir, los menos favorecidos lo pueden reclamar como derecho, y lo complementan otras estrategias como la Red Unidos, que buscan sumarle a la ayuda económica un acompañamiento para que los pobres accedan a programas estatales.

Hay académicos que cuestionan la estrategia porque no necesariamente garantiza la superación de la pobreza en muchos casos como el de la familia de Aracely, y más bien genera una dependencia de las ayudas (ver recuadro Los académicos). Para ellos la solución es la generación de empleo, que como se dijo anteriormente, los mismos ejecutores de los programas reconocen como una difícil meta para cumplir.

Fabio Cardona, director del Departamento para la Prosperidad Social en Caldas (DPS), explica que desde hace tres meses comenzaron a firmar convenios con empresas locales que necesiten mano de obra barata, para favorecer a los beneficiarios de los programas. "Se han vinculado Hada, Súper de Alimentos, Fundación Súper, Global Corp. Service, Grescerámica y Multiandina de alimentos".

Es un primer paso para enfrentar el gran reto de sacar de la pobreza al menos a las 26 mil 211 familias registradas hoy en Red Unidos, equivalentes a 89 mil 833 personas.

El siguiente eslabón son los jóvenes, y a ellos los atenderán con más subsidios. El programa Jóvenes en Acción tiene 1.999 registrados en Manizales que aspiran a recibir $ 200 mil mensuales siempre y cuando estudien. A ellos se les suman otras 485 personas entre los 18 y 35 años que, con el compromiso de terminar su bachillerato después de haberlo abandonado, recibirán una mesada de $ 300 mil. El argumento es que la educación incrementa las opciones de un trabajo formal a futuro.

También ha habido críticas al manejo politiquero que presuntamente se le ha dado a los subsidios, pero el Gobierno sustenta con sus estadísticas que la pobreza baja año por año.

Lo político

La organización Global Exchage elaboró un informe en junio del 2010, ad portas de elecciones presidenciales, en el que cuestionó que Caldas tuviera tres veces más familias beneficiadas que Chocó, a pesar de que el departamento de la Costa Pacífica tenía un Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas cuatro veces mayor y una población pobre que duplicaba la nuestra. Y recordaba que aquí tenían su capital político entonces funcionarios como Luis Alfonso Hoyos y Óscar Iván Zuluaga, y congresistas como Jaime Alonso Zuluaga.

Fabio Cardona Marín, director del DPS en Caldas, afirma que la forma como se distribuyen los subsidios en todo el país se hace desde Bogotá y responde a parámetros técnicos, lo que en su concepto es conveniente para evitar presiones políticas locales.

Carmenza Saldías, experta en desarrollo regional de la Universidad de los Andes, considera de todas formas que la Red Unidos es una política asistencial "cuyo mayor riesgo es la utilización electoral de sus beneficiarios, que reciben el subsidio como una dádiva del gobierno, no como el resultado de la solidaridad entre ciudadanos que redistribuyen sus rentas, lo que permite solicitar expresa o veladamente sus votos como reciprocidad con la generosidad del gobierno o para garantizar la continuidad de los subsidios. Es una forma actualizada de clientelismo de gran potencial, como se vio en las pasadas elecciones para la Presidencia: la simultaneidad de las campañas publicitarias de los programas En Acción y del candidato ganador confirma la importancia de la pobreza como fuente de caudal electoral y la capacidad de chantaje contenida en los esquemas de subsidios que preservan el status quo, pero que poco contribuyen a transformar las reales condiciones de iniquidad y atraso de la sociedad".

Los académicos
LA PATRIA dialogó con académicos que han estudiado la pobreza y han colaborado con la fundación Razón Pública, fundación que promueve el análisis de temas de coyuntura. Se les preguntó su concepto sobre la política del Gobierno para combatir la pobreza y cómo analizan, a pesar de sus observaciones, que las cifras de pobreza bajen cada vez más.

Fabio Giraldo, miembro de número Academia colombiana de economía
La ventaja es que de alguna manera se llega a un sector de la población que de otra forma no podría sobrevivir. La dificultad es que si esas familias no logran asumir una vida productiva, quedan atrapadas en la pobreza. Es la educación realmente la llave para que la gente salga de la servidumbre en la que está, pero solo si es una educación para la libertad, cuyos individuos no se comprometan con el asistencialismo.

Jorge Iván González, exmiembro de la Misión de Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad (MESEP)
Es buena estrategia, pero la pregunta es si no deberíamos pensar en generar empleo con otros mecanismos. Se debería invertir en escuelas y carreteras para dinamizar la economía, y que mientras eso se hace, se atienda a las familias. Familias en Acción debería ser la estrategia secundaria, no la principal. Es verdad que el índice de pobreza está bajando y que la capacidad adquisitiva ha mejorado, en parte porque los bienes importados son más baratos y por la revaluación, pero en empleo formal hay muchas dificultades.

Manuel Muñoz Conde, Escuela de Economía Universidad Nacional
Entiendo que se haga porque si a los niños más pobres se les garantizan educación y nutrición, de pronto se rompe el círculo de pobreza, pero lo que realmente se requiere es empleo, y no hay una política en este sentido. Dicen que las locomotoras, pero una como la minera no genera trabajo, sino miseria. El índice de pobreza baja porque de todas maneras ha habido crecimiento económico: todo lo importamos y hay revaluación, así que todo baja de precio y hay mayor poder adquisitivo, pero no se genera industria, algo que necesitamos.