Con estas palabras, el miembro principal por Caldas al Comité Nacional de Cafeteros, Eugenio Vélez Uribe, se refirió a los estudios previos que están a punto de entregarse de la llamada Misión del Café, presidida por el excodirector del Banco de la República, Juan José Echavarría, junto con otros nueve expertos.
Las críticas de Vélez Uribe se centran en que hoy, después de casi un año, las conclusiones son casi iguales a los planteamientos con que empezó, y entre los cuales se incluyen la opción de acabar con el Fondo Nacional del Café, prescindir de los comités de cafeteros y permitir la libre exportación de café, sin mayores controles de calidad, deteriorando la imagen del sector.
"Eso lo dijeron desde el principio, no ha cambiado, lo que significa que lo que van a decir no es producto de una investigación, sino una colcha de retazos, sin mayores sustentos y profundidad".
Algunos puntos
Para Vélez Uribe, el malestar es que después de unas cuatro reuniones de dicha Misión, no superiores a 10 horas, varias de las propuestas apuntan a acabar con mecanismos como la llamada garantía de compra, sistema que hoy se maneja en las cooperativas, con el fin de comprarle el café al mejor precio posible al productor, en cualquier región de país donde se produce café.
Otra de las recomendaciones es que la política cafetera la fije el Gobierno, lo que apunta a que no habría un Comité Nacional, ni intervención del gremio, lo que en su concepto, es una forma de acabar la institución.
Esto se suma a la propuesta de que el fondo parafiscal del Fondo Nacional del Café, no sea manejado por el gremio, sino por el Gobierno. "Lo administramos desde 1928, y se renueva cada 10 años el contrato, y siempre han habido argumentos ¿hoy por qué no?", se preguntó.
Vélez Uribe también criticó que en dicho informe no habrá un capítulo de medio ambiente y de mercadeo externo.
Entre los aspectos que considera positivos es que al parecer quedó a un lado la discusión sobre la siembra de robustas o cafés de menor calidad, frente al planteamiento de que el país mantenga sus altos niveles del grano y defienda su calidad.
De acuerdo con el dirigente, el estudio perdió vigencia, pues aunque la crítica y el origen de la misión era la pérdida de productividad frente al panorama mundial, hoy Colombia volvió a producciones de dos dígitos y pasó de producir ocho sacos por hectárea, a unos 15 sacos, aunque hay regiones de hasta 30.
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