Color Siete

Fotos | Darío Augusto Cardona | LAPATRIA

La empresa llega a su fin, luego de unos 37 años. El silencio era evidente en este sector del barrio La Pradera.

LA PATRIA | MANIZALES

Eso fue una tragedia miedosa. No se sabía quién lloraba más, todo mundo lo hacía, nadie asimilaba esto, porque el principal inversionista de Bogotá fue el que nos comunicó que la Superintendencia no los había dejado seguir operando. Ellos fueron los que dijeron que la empresa quedaba parada y que entraba en liquidación”.

Así narra Beatriz Elena Castrillón de Jaramillo el dolor de lo que sintió cuando le confirmaron el cierre de Color Siete el pasado lunes hacia las 2:00 p.m., después de transcurrir una mañana normal de trabajo, sin ninguna novedad.

En medio del llanto, de las inagotables lágrimas y de algunos suspiros, sostiene que, de hecho, los trabajadores estaban muy contentos este año porque había un nuevo inversionista, Michael Fox, y todos decían que este sí los iba a levantar.

"Pero la Superintendencia de Sociedades no dejó, no dejó que la empresa siguiera adelante, Dios mío. Eso fue como si el mundo se hubiera acabado, fue muy duro", insiste esta mujer que, aunque está jubilada hace 4 años, siguió trabajando como operaria de máquinas especiales, donde se realizan las terminaciones de las prendas de vestir.

Las puertas cerradas

Aferrada a los barrotes de la ventana de la sala su hogar, en el Barrio La Pradera, justo al frente de Color Siete y del Cementerio Parque Central de Villamaría, Beatriz mira continuamente hacia la industria de confecciones, hoy cerrada, silenciosa y con grandes candados por fuera que sujetan las puertas, como una evidencia más de que ya no hay ninguna actividad empresarial en la que fue la gran industria de Villamaría durante 37 años. “Imagínese toda la gente que dependía de eso, creo que más de 500 personas y ahora no saben qué van a hacer”, lamenta.

A la pregunta de cuánto laboró allí, Beatriz vuelve a llorar, mientras que sostiene que fueron unos 18 años. "Es muy duro que acaben con un emporio que le daba trabajo a tanta gente, era de las grandes empresas de la región, una multinacional, porque exportaba. Trabajábamos para muchos clientes, incluyendo Estados Unidos", sostiene.

Aunque ella está jubilada y puede tener una mayor tranquilidad económica, dice que el dolor es por tanta gente que queda por fuera, sin ningún sustento económico. "Por eso lloro, porque era una empresa muy humana, que ayudaba a mucha gente, aunque no faltaba quién la quisiera afectar, pero era muy buena, a esta compañía le debo mucho y para mí merece un reconocimiento porque fue espectacular, no merece que le hagan esto", dice, a la par que pregunta. "Ojalá que pasara algo, ¿Oiga, no será que eso se pude reversar", plantea, mientras mantiene sus sollozos.

Sin plazos ni acuerdos

Según analistas y allegados, parte del cierre se debió a que desde el año pasado se había requerido a la empresa sobre la necesidad de reformar los plazos y condiciones con los acreedores, ya que la tasa de cambio se disparó a niveles insostenibles, sumado a las altas tasas de interés, mientras la empresa seguía perdiendo competitividad.

Se sumó que el más grande cliente, la empresa Orbis, de Estados Unidos, dejó de hacer pedidos, lo que hizo que la compañía no tuviera caja para ponerse al día y el acuerdo de pago que se propuso en diciembre fracasó.

Aseguran que desde el 27 de julio del 2023 se había decidido convocar una audiencia de incumplimiento de ciertos pagos de administración y la firma solicitó que se reformara el acuerdo con los acreedores para normalizar los pago. En octubre pasado atendió algunos requerimientos de la DIAN, pero a estas alturas no fue posible subsanarlos.

Incluso Davivienda, uno de sus acreedores, exigió el primer pago del acuerdo de su deuda pendiente desde diciembre.

Una vaca lechera

Eso aceleró la decisión para que la directora de Acuerdos de Insolvencia en Ejecución de la Superintendencia de Sociedades tomara la decisión de iniciar el proceso de la liquidación.

Eso es lo que cuestiona Jorge Ariel Carmona Guzmán, diputado del Partido Conservador, quien lamenta la falta de apoyo, pues en su concepto "se está en un país en el que a las empresas se les tiene como vacas lecheras, y no como grandes generadoras de empleo, ante la cantidad de impuestos y procedimientos que hacen que cada vez sea más difícil emprender y sostener la empresa privada". Por ello, planteó el interés de reunirse junto con el alcalde de Villamaría y con la misma Gobernación de Caldas para buscar estrategias para la absorción y la generación de empleo.

Un concepto similar planteó el alcalde de Villamaría, Jonier Alejandro Ramírez, quien sostuvo que hay que analizar un plan de ayuda para esas 300 personas que perdieron su empleo. "La Alcaldía tiene las puertas abiertas tanto para la empresa (que ayer no atendieron al alcalde) como para los trabajadores. Siempre estamos dispuestos a escuchar", planteó.

Entre tanto el silencio en las calles del barrio La Pradera se mantenía, a excepción de algunas personas que miraban con sorpresa las puertas atrancadas, para después consultar: "Ahhh, ¿es que ésta empresa también se cerró?".

Algo de historia

Color Siete fue fundada el 4 de marzo de 1987, bajo el nombre de M & R Compañía Limitada, como una empresa de maquila, y un año después decidió acogerse a los beneficios tributarios y fiscales, y montó su factoría en el municipio de Villamaría, en Caldas, en la zona de influencia del Volcán Nevado del Ruiz.

La compañía tenía un mercado que creció hacia 16 países, con el liderazgo de marcas como Rosé Pistol, creada en el 2006, además de Rosé Pistol Kids, creada en el 2009 para niños entre los 4 y los 14 años. También Jack Supplies.

Fue destacada por alianzas estratégicas con compañías como la caleña Spataro Napoli, fabricante de camisas, su llegada a más tiendas en EE.UU, y proyectarse a Dubai (Emiratos Árabes Unidos) y otros países del Golfo Pérsico.

El 21 de septiembre de 2017 decidió acogerse a reorganización de bajo la Ley 1116 de 2006. De acuerdo con la Supersociedades, al 31 de diciembre del 2016, la empresa cerró con activos por $29 mil 584 millones 426 mil. Los pasivos ascendieron a los $23 mil 469 millones 643 mil. El reporte destaca que la empresa reportó ese año una pérdida de $7 mil 53 millones 559 mil, además de un endeudamiento del 79%, concentrado en el sector financiero.

Datos

  • En el 2002 la compañía ingresó al trámite de reestructuración económica al amparo de la Ley 550. Se terminó el 20 de diciembre del 2011, cumpliendo de forma anticipada con las condiciones que se acordaron.
  • Color Siete nació en 1987 y generó cerca de 580 empleos. Terminó con cerca de 300 empleos directos.

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