ALEXANDRA SERNA
LA PATRIA | MANIZALES
Investigar los genes de los cultivos es la forma más efectiva para mejorar la productividad en el campo.
De esto están convencidos quienes usan los supercomputadores, como el que hay en el Centro de Bioinformática y Biología Computacional (Bios) en Manizales, para analizar millones de datos en poco tiempo.
Un ejemplo de estas investigaciones agropecuarias, es el argentino Mario Caccamo, director del Centro de Análisis Genómico de Inglaterra, que estuvo la semana pasada en la capital de Caldas para crear lazos con Bios. Lo acompañó un delegado de la Embajada Británica, que promueve un fondo para proyectos de innovación (ver recuadro Abrirán convocatoria para doctorados e innovación).
Caccamo explicó el alcance del análisis genómico en el mejoramiento de los cultivos y las oportunidades de Colombia:
- ¿Qué están haciendo en el centro de investigación de Inglaterra?
Trabajamos principalmente con el trigo, que desde la biología tiene mucho en común con la caña de azúcar, típica de Colombia. Mejoramos cultivos, encontrando, por ejemplo, una nueva versión de la caña ante ciertas enfermedades. Esto se hacía tradicionalmente a partir de la observación, con el fin de seleccionar el individuo más resistente, que dura muchos años. Con la genómica aceleramos el proceso de mejoramiento, pues detectamos en los genes los elementos que contribuyen a que una planta resista mejor ante la sequía o las fuertes lluvias. Como hay que buscar en muchos individuos y se generan muchos datos, necesitamos los computadores. Es como buscar una aguja en un pajar.
- ¿Cómo ve a nuestro nuestro país en cuanto al mejoramiento de cultivos?
Colombia tiene el beneficio de acceder a recursos internacionales, como lo hace el Centro Internacional de Agricultura Tropical, con sede en Cali, que es único. Otra ventaja es su situación geográfica, con tantos microclimas juntos y la posibilidad de cultivar especies resistentes al frío y al calor. También se destaca el recurso humano y sus universidades de reconocida trayectoria. Vemos a Colombia como un país que emerge, con estabilidad democrática y social, que se va a traducir en mejoramientos científicos e industriales.
- ¿A qué cultivos le debería apuntar Colombia desde el análisis genómico?
Un cultivo que es muy interesante para Colombia es la cassava o yuca, porque tiene fuerte impacto en los países de África, donde hay poco acceso a carbohidratos como los que genera este alimento. Otro es la caña de azúcar por la bioenergía. Sabemos que el petróleo se va a acabar en algún momento, y es clave invertir para lograr un mejor rendimiento de biomasa en este cultivo. Hay competencias, como Brasil, pero Colombia tiene ventajas. El mejoramiento en arroz también tiene impacto global, así como el maíz y trigo, pero no se cultiva mucho en Colombia.
- ¿Cuál debe ser el papel de los gobernantes, considerando el inconformismo de los campesinos?
Hay un aspecto político que tendrá que manejar el Gobierno Nacional. Esta situación no es única de Colombia. La revolución de los cultivos y el dinero ha generado un cambio social en muchos países, con paralelos en las protestas de Brasil y Argentina.
- ¿Y la bioinformática cómo responde ante esas reclamaciones sociales?
El poder mejorar los cultivos ofrece mayores rendimientos y, por lo tanto, más ingresos, que repercuten positivamente en el país y en una distribución más equitativa de las ganancias. Siempre está en la memoria la gran revolución que ocurrió con el trigo y el arroz en los años 60 y 70 en México e India, donde se duplicó el rendimiento; esto puede ocurrir de nuevo. Con pequeños cambios y mejoramientos agronómicos y genómicos se puede lograr.
- ¿Cuál debe ser el papel de Bios en este abanico de posibilidades?
La traducción de las mejoras científicas incluyen buscar la forma de aplicarlo en la parte industrial y la agropecuaria. El científico está en su laboratorio descubriendo una cosa nueva, pero él no va a llevar eso para que sea un producto que mejore la vida de las personas. Siempre tiene que haber un elemento que genere esa traducción, y Bios puede ocupar ese lugar, llevando nuevos mejoramientos científicos aplicados en la industria, sobre todo porque la bioinformática es un proceso nuevo. En unos 10 años esto va a ser común, y si uno puede llegar allá con la ventaja, mucho mejor.
Christopher Banahan, oficial de Ciencia e Innovación de la Embajada Británica, anunció que en unos dos meses el Gobierno de su país, en convenio con el colombiano, abrirá las primeras convocatorias del Fondo Newton – Caldas (en honor a Isaac Newton y Francisco José de Caldas) que ofrecerán becas para doctorados y apoyará la movilidad académica, la investigación y los proyectos de innovación.
“Colombia es uno de los 12 países escogidos. El plan es otorgar anualmente 4 millones de libras esterlinas (unos $12 mil 750 millones) en los próximos tres años, buscando una contrapartida igual entre entes gubernamentales y empresarios. El objetivo es aumentar el desarrollo económico de su país y apoyar proyectos para reducir la pobreza”.
El oficial agregó que para ver las condiciones de las convocatorias se puede ingresar al sitio web de la Embajada (www.gov.uk/government/world/organisations/british-embassy-colombia.es-419).
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