ALEXANDRA SERNA*
LA PATRIA | MANIZALES
La Ley contra conductores ebrios puso en boga los alcoholímetros, incluso hay sitios web que los venden a particulares. Aparte de determinar el estado de embriaguez, los que usa la Policía pueden proveer evidencias para los procesos judiciales de quienes atropellan y matan a alguien en la vía.
Estos dispositivos electrónicos, que en Colombia se importan, se basan en el aliento de los seres humanos; volátil, pero certero a la hora de sancionar.
Expertos y autoridades explican el mecanismo y la validez de estos aparatos:
Fotos | Martha Elena Monroy | LA PATRIA
La primera prueba se realiza con un alcoholímetro o alco-sensor de rápido manejo. El conductor debe soplar hacia la rejilla.
Hay que diferenciar entre los residuos de etanol (un tipo de alcohol) en la boca y su concentración en la sangre, que es la que vale para efectos de la ley.
Es posible que alguien que haya usado enjuague bucal sople por primera vez y el alcoholímetro marque positivo con un grado mínimo, mas no de embriaguez (ver infográfico Grados de embriaguez según la ley). El protocolo establece que debe esperarse hasta 15 minutos para la segunda prueba, que resultaría negativa en este caso, pues la cantidad de alcohol del enjuague no alcanza a dejar huella suficiente en la sangre.
El licor que bebe una persona se transforma en el cuerpo (metabolismo). Unas enzimas del hígado se encargan de desdoblar el alcohol, que viaja a través del sistema digestivo y continúa por el torrente sanguíneo para su eliminación.
Una salida son los pulmones. La sangre intercambia gases con los alvéolos, que son las últimas ramificaciones (en forma de diminutas uvas) adonde pasan las partículas de alcohol. En los operativos los policías les dicen a los conductores, en la segunda prueba, que soplen como para inflar una bomba, de modo que sale el aire recién intercambiado con la sangre.
(Izquierda) Alcoholímetro para la segunda prueba. Como los otros dispositivos, mide la temperatura del equipo para garantizar que esté en adecuadas condiciones de funcionamiento. La caja a la que va conectado el alcoholímetro de confirmación del grado de embriaguez imprime un papel con el resultado que sirve, si es del caso, de evidencia judicial.
Los alcoholímetros que usa la Policía poseen una celda electroquímica para detectar cualesquier tipo de alcohol en el soplo de una persona.
Según la Ley de Henry esta pieza calcula las partículas de etanol en el aire espirado y las compara con las que hay en el torrente sanguíneo. La proporción es que 2.100 mililitros de aire alveolar contienen la misma cantidad de alcohol que 1 mililitro de sangre. O en poco más de dos litros de aire exhalado hay el mismo contenido etílico que en la sangre que cupiera en un dado de parqués -si fuera hueco-.
Esto sucede siempre y cuando la temperatura del cuerpo se mantenga superior a 34 grados Celsius o centígrados (el termómetro marca en un ser humano entre 36,5 y 37,7 grados, en niveles normales).
Es falso que el cilantro, las pastillas con mentol para la garganta y algunos medicamentos generen un “falso positivo” en la prueba de alcoholemia, indican los expertos. Además, si llegara a marcar algún grado de alcohol, se tendría que verificar con una segunda prueba que ratifica o desvirtúa la presencia de etanol en la sangre.
En cambio, es cierto que el tufo marque positivo, no tanto por el aliento, sino por los residuos de alcohol en el torrente sanguíneo. El aliento a licor de quien acaba de tomar dura unos 15 minutos, pero vuelve a aparecer de 30 a 45 minutos después, cuando el etanol llega a la sangre y esta va a los pulmones.
El alco-sensor muestra una menor concentración de etanol a la que muestra una prueba directa con sangre. La diferencia no es, sin embargo, significativa y por eso ese resultado es válido. Además, favorece al conductor. La prueba de orina, en cambio, no se puede usar como evidencia, pues las partículas de alcohol en ese líquido no son proporcionales a las que hay en la sangre.
Si un conductor está inconforme con las pruebas puede dirigirse a un inspector de Tránsito y exigir el certificado de calibración de los equipos, así como la idoneidad de quienes los usaron.
En condiciones normales, el metabolismo del alcohol es similar en todos los seres humanos. La diferencia entre hombres y mujeres es que ellas poseen más grasa y menos líquido, por lo que la alcoholemia (concentración de etanol) y la embriaguez (manifestaciones) son mayores. Otra situación es que, por ejemplo, en adultos mayores de 60 años el hígado ya no trabaja igual, el metabolismo cambia y esto puede alterar la concentración de etanol en su sangre.
Policía de Tránsito de Manizales; José Castañeda, director técnico del Laboratorio de Calibraciones de Saravia Bravo (principal distribuidor en Colombia); Gloria Inés Saldarriaga, de la Dirección Territorial de Salud de Caldas; Elia Beany Lasso, de Medicina Legal, y www.enroquedeciencia.blogspot.com
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