EFE | LA PATRIA | Marruecos
El Real Madrid conquistó ayer su primer Mundial de Clubes imponiendo su fútbol a la batalla que presentó San Lorenzo y plasmando su superioridad para convertirse en el mejor equipo del mundo, con goles de Sergio Ramos y Garteh Bale en el broche de oro a un año histórico (2-0).
El equipo toca el cielo en una máquina de ganar. Convirtiendo una final en un partido más de una racha victoriosa que no tiene fin. 22 encuentros consecutivos tumbando rivales que van dando forma a un equipo de leyenda. Tras cumplir el ansiado sueño de la Décima Copa de Europa conquistó la corona que le faltaba en la sala de trofeos del Santiago Bernabéu.
El fútbol salió victorioso del Mundial de Clubes. El crecimiento del fútbol europeo contrasta con las dificultades económicas del sudamericano. Provoca duelos desiguales en un torneo intercontinental que refleja la realidad. Asumiéndola hay formas de recortarla y hacer sufrir al favorito. En ese apartado los conjuntos argentinos son maestros.
Era el partido de la vida de San Lorenzo. Así lo sentía y fue lo que marcó los días previos a la final tras ser un manojo de nervios en su estreno en el Mundial. No iba a regalar nada. Cada pelota la pelearía como si fuera la última, cada minuto que pasaba alimentaba una esperanza, mientras aguantase en pie al poderoso Real Madrid. Intentó llevar el duelo a un rincón incómodo para las estrellas blancas. Acudió al otro fútbol para recortar la abismal diferencia de calidad entre jugadores.
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