Real Caldas y Caciques definen en el escritorio la pelea entre jugadores

LA PATRIA | MANIZALES

El clásico de la Copa Profesional de Microfútbol entre Real Caldas y Caciques del Quindío terminó a los golpes por una decisión arbitral el pasado miércoles en el Coliseo Menor.

El juez Jorge Eliécer Ramírez decretó un penalti, a 2 minutos 39 segundos del final, cuando el juego lo ganaba 1-2 Caciques. La pelea empezó porque el árbitro primero sancionó un tiro libre.

La decisión motivó la reacción de los jugadores de ambos equipos. La Policía ingresó al campo y los controló, al igual que a algunos simpatizantes que se metieron en la gresca. Ramírez y su compañero José Fernando Soto se fueron para el camerino por la falta de garantías.

En el informe arbitral se argumentó que el delegado de Caciques ingresó a la cancha e increpó a Ramírez. Luego el venezolano Carlos Méndez y el quindiano Víctor Salinas le pegaron.

En otra acción, el técnico de Caldas, Jaime Alberto Castellanos, y el bogotano Jhon Pinilla, capitán de la Selección Colombia, se insultaron, pero no se pegaron. El encuentro intentó reanudarse, pero Manuel Sánchez, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol de Salón, indicó, vía telefónica, que no se debía seguir.

El ganador del partido lo determinará la próxima semana la Federación con base en el informe arbitral.

Las anotaciones para Caciques las consiguieron Kevin Pineda y Diego Abril. Descontó Cristian Torres.

Habló el presidente

Manuel Sánchez, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol de Salón, se refirió a lo sucedido en el Coliseo Menor. "Junto a los presidentes de los dos clubes nos llenaremos de argumentos para tomar la decisión más justa. Son muchos los esfuerzos que entre todos hemos realizado para sacar adelante la Copa. No admitiremos que acciones violentas pongan en riesgo nuestra institucionalidad".

La cifra

$85 mil por árbitro cuesta el juzgamiento de un partido de fútbol de salón. Planilla y cronometrista valen $30 mil cada uno.