LA PATRIA | MANIZALES
Sintió de cerca el verdadero amor que la hinchada le tiene a su esposo, el profesor Luis Fernando Montoya. Fueron cinco minutos en los que el corazón latió a mil. La bandera, de 30 metros de ancha por 90 de larga, literalmente, la abrazó cuando las lágrimas bañaron su rostro.
Doña Adriana Herrera quedó sin palabras al ver la obra de arte de Holocausto Norte. Antes del partido las miradas se desviaron hacia la popular, donde ella fue la protagonista. En el centro de la bandera está el rostro de su esposo, el mismo que le dio la gloria al Once Caldas en el 2004, tras ganar la Copa Libertadores.
Al pie estuvo José Fernando, su hijo. No la desamparó. Se vinieron de Caldas (Antioquia) a ver el partido. Su mirada no se desvió, solo la apretaba cuando las lágrimas aumentaban. "¿Cómo hicieron esta maravilla?", exclamó después de que Juan Sebastián Gómez, líder de la barra, le entregó un ramo de flores con los colores de la bandera de Manizales.
Las cámaras resplandecían más. Los cantos seguían y ella no se quedó sin saludar a la popular. Los aplaudió, los admiró y les agradeció eternamente. "Sé que Luis Fernando también está llorando. El los ama por todo lo que hacen por él", le sonrió Jhon Jairo Vásquez, otro líder.
Se despidió llorando, abrazando el ramo. Su hijo quedó encantando y tres familiares más sorprendidos por el homenaje. Doña Adriana se paseó anoche por la pista atlética del estadio ante la mirada de cientos de hinchas que le manifestaron su cariño. Al ubicarse en occidental para observar el partido muchos la aplaudieron y le mandaron un mensaje a su esposo. "Dígale que es grande y siempre lo recordaremos".
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