Jaime Herrera Correa

El Colombiano | LA PATRIA | Bielorrusia

Más de uno parecía como se le fuera a salir el corazón cuando el Himno Nacional retumbó por los altoparlantes del modernísimo Arena Minks y la presentadora anunciaba que "a continuación vamos a premiar a Colombia la campeona del mundo de microfútbol".

Antes de ese instante los ojos se le encharcaron a Jorge Cuervo; Andrés Murillo no paraba de exhibir la bandera tricolor y darle gracias al Creador por tantas bendiciones. Y el coro “y ya lo ven, y ya lo ven somos campeones otra vez” tenía tres directores de orquesta: John Pinilla, John Celis y Diego Abril.

Terminada esa situación inolvidable y la primera lluvia de aplausos, porque Óscar García fue declarado el mejor portero y John Pinilla el Jugador del Campeonato, llegó el momento de la consagración, ese que al que todos aspiran pero solo uno lo alcanza.

La entrega de la corona que declaró a Colombia campeona de la undécima edición de la Copa Mundo de fútbol de salón masculina que terminó ayer en Bielorrusia. Lo hizo con el triunfo 4-0 sobre Paraguay, ante 6 mil personas y con goles de Camilo Gómez, Jorge Cuervo, Diego Abril y Dimas Rodríguez.

Con sentimientos encontrados, porque a los 6 minutos tuvo que abandonar el juego definitivo y en suelo europeo se ponía le medalla de oro por tercer ocasión defendiendo el país, Pinilla dejó entrever los ojos encharcados cuando le entregaron el trofeo que ratificaba al quinteto nacional como el ganador del evento que contó con 16 participantes en suelo europeo.

"Se logró el objetivo con jerarquía gracias a que somos una familia y nos ayudamos para superar a los paraguayos por segunda ocasión consecutiva, ya que en 2011 con esta misma base les ganamos el pasado Mundial", destacó aún cojo por el problema de rodilla, pero feliz por la estrella.

Camilo Gómez, quien abrió el camino de la sexta victoria en Bielorrusia (fueron cuatro en Brest y dos en Minks), le pedía de manera afanada e John Celis que dieran la vuelta olímpica por el tablado del imponente escenario que costó 105 millones de dólares para derrochar alegría y satisfacción por ser el máximo goleador del equipo con ocho anotaciones.

Luego de admitir que hubo susto por la lesión de Pinilla, más cuando los guaraníes apuraban por el empate, Camilo repartió abrazos por doquier y destacó que "este grupo demostró ser muy fuerte y los que entraron aportaron al máximo para ratificar que somos una gran Selección y la gran generación del microfútbol colombiano".

Colombia respondió a las expectativas y con un rendimiento del 100 por ciento, 34 goles a favor, sólo seis tantos en contra y una propuesta de juego convincente y efectiva le dio alcance a Paraguay como el equipo de más títulos (tres), aunque Diego Abril resaltó que “ganar dos de manera consecutiva e invicta”, es algo que “jamás olvidaremos”.

De principio a fin el combinado patrio fue el mejor equipo. “De eso no quedaron dudas, más cuando planificamos como se debía esta participación”, recordaba el asistente Viviano Mena mientras el entrenador Jaime Cuervo pedía a gritos “una foto, por favor, con la corona, porque volvimos a ganar y con muchos argumentos y eso debe generarle mucho orgullos al país, porque el microfútbol también fue capaz de triunfar en Europa”.

La frase

"Nuestros deportistas siguen haciendo historia, la selección colombiana de fútbol de salón se coronó campeona mundial ¡Felicidades muchachos!", dijo el Presidente Juan Manuel Santos en su twitter.

Los campeones

Jaime Cuervo, gestor

El gestor técnico del tercer título mundial de Colombia es manizaleño. Jaime Cuervo Losada, quien antes de probar en microfútbol lo intentó sin éxito en baloncesto, fue quien condujo a Colombia a su tercera estrella internacional en mayores. En los tres títulos ha participado, en Bolivia fue asistente técnico de Manuel Sánchez, hoy presidente de la Federación, y tanto en Colombia como ahora en Bielorrusia fue el técnico titular.

Se puede decir que es el padre del microfútbol en Caldas, deporte que trajo a la región en 1978, cuando lo vio practicar en Medellín. Con su departamento lo ganó todo hasta llegar a los seleccionados nacionales, con los cuales tiene tres títulos mundiales sin contar la medalla de oro en los World Games o Juegos Mundiales de Cali.

Hoy, con 55 años de edad, veterinario, pero amante del microfútbol, vuelve a la cima del deporte que vio practicar hace 37 años y lo enamoró para siempre.