No concluyó el juego entre Real Caldas y Caciques del Quindío, juego que fue suspendido el pasado miércoles por incidentes entre los dos equipos.
Los árbitros lo suspendieron el juego a 2 minutos y 39 segundos del final por falta de garantías. En ese momento pitaron un penal a favor del local que perdía 1-2, hecho que no fue aceptado por el rival. Llegaron las agresiones verbales y físicas de parte y parte, lo que generó la suspensión.
El caso quedó en manos de la División Profesional y la Subcomisión Disciplinaria, la que ordenó que el partido concluyera ayer, a las 11:00 de la mañana, y a puerta cerrada. Sin embargo, no se jugó, porque los equipos tomaron esa determinación y anunciaron que no jugarán más la Copa hasta que la División Profesional nombre árbitros de diferentes regiones.
Al Coliseo Menor llegaron algunos de los interesados, árbitros, técnicos y medios de comunicación. No obstante, llegó Milton Hernández, presidente de la Liga y anunció que no había partido: "Hubo acuerdo entre las tres partes, Caciques, Real Caldas, la División y optamos por evitar más inconvenientes y costos. Además, que sea la División la que decida", dijo Hernández.
En cuanto al tema arbitral, el dirigente explicó: "Real Caldas no jugará más sus partidos de la Copa con árbitros locales. Ellos son muy profesionales, pero no está bien le piten al equipo de la ciudad".
La División Profesional emitió ayer por la tarde la resolución, mediante la que explica lo sucedido en el Coliseo Menor y anuncia que el partido se da por terminado y con un 2-2 final. Por eso, a cada equipo se le otorgará un punto en la tabla de colocaciones.
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