Toribio Blanco*
LA PATRIA | Barcelona
En el Camp Nou, y en la mayoría de estadios españoles, no ha habido un incidente grave de violencia desde hace tiempo. Esto no significa que no haya grupos violentos que acuden a los partidos, sino que se actúa mediante la prevención. Históricamente apenas encontrarás datos de hechos graves dentro del estadio; sí fuera, aunque en los últimos años, casi ninguno.
La prevención que se hace es un cacheo (requisa) uno a uno de los seguidores que acuden al estadio al fondo norte y al fondo sur para que no entren con ningún objeto que pueda servir para agredir (botellas, bates, navajas, latas, bengalas...). Entrada al estadio con el carné de socio o entrada que tiene un código de barras se introduce en un lector y se procede al cacheo de la persona que entra y la inspección de lo que lleva en las bolsas.
Esto se hace solo en las tribunas sur y norte, donde se ubican históricamente los grupos más conflictivos. En el resto del estadio es más aleatorio.
El concepto de socio es muy importante, pues se trata de la mayoría de personas que acude al Camp Nou. Si un socio comete un acto violento grave dentro del estadio, se le expulsa del club, pero si tiene antecedentes penales por actos fuera del estadio, el club no hace nada. Digamos que cumple condena con la justicia ordinaria.
En el pasado mandato fueron cinco los socios que perdieron el carné por considerarles violentos, y se les impide entrar al Camp Nou. En el actual mandato no ha habido, sí que han echado a tres socios por reventa de entradas.
Por otro lado la seguridad en los estadios está regulada. Por una parte, hay empresas de seguridad privadas y, por otra, las fuerzas del orden público que velan por la seguridad fuera, en el acceso y dentro del estadio. Si a un partido se le cataloga de alto riesgo, acude el máximo dispositivo que consideren club y policía para garantizar la seguridad.
Antes de los partidos, policías secretos acuden a los sitios frecuentes donde se reúnen los seguidores más radicales y se les sigue hasta que entran en el estadio. Si se identifica a alguno que tiene prohibida la entrada al estadio, por un juez o por el club, se le impide. Si se ven intenciones violentas, también se actúa.
En los accesos al estadio hay seguridad privada y Policía. Estos tienen un registro de quienes no pueden acudir. También hay cámaras de seguridad desde donde se controlan el exterior y el interior.
El problema es que se considera imposible requisar a más de 90 mil personas de un partido y últimamente hubo lanzamiento de bengalas en dos juegos, lo cual se considera muy grave. Se identificó a los culpables que habían ingresado con entradas facilitadas por el club, según la policía.
El club lo niega. No estaban ni en norte ni en sur, sino en la tercera gradería.
Esto es lo que se hace aquí para evitar incidentes. Es prácticamente imposible evitar la entrada de un seguidor violento. ¿Por qué? Porque la legislación española no contempla este supuesto, el de control de los violentos que no tienen permitido entrar en los recintos deportivos. Sí les puede ordenar mediante sentencia la prohibición, pero no establece medidas de control.
En Italia e Inglaterra sí que existe un mecanismo establecido por una ley específica sobre los violentos en el mundo del fútbol. Las medidas de control que adoptan es que los que por orden judicial tienen prohibido acudir a los partidos de un equipo, o a un estadio, o a ambos (hay varios supuestos), tienen que presentarse en comisaría desde unas horas antes del partido hasta pasadas una o dos horas del mismo. De esta manera impiden que acuda siquiera a los alrededores del recinto.
* Periodista de Mundo Deportivo, de Barcelona (España).
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