María Camila Caldas
Colprensa | LA PATRIA
El director Enrique Urbizu ganador de seis galardones en la pasada edición de los Premios Goya por la película No habrá paz para los malvados, que se estrenará hoy en Colombia, es reconocido en España como maestro del cine negro.
Lo especial de Urbizu es cómo nutre este género cinematográfico con elementos del thriller, western, género policial y suspenso. Ejemplo de su estilo y profundidad es No habrá paz para los malvados, la película que llega a la cartelera colombiana tras ser laureada en diferentes festivales de cine europeo.
Admirar lo detestable
- ¿Cómo recibió esta película el público en España?
Fue un boom. Es dura, violenta, bastante densa de trama. Después del Festival de San Sebastián comprobamos que al público le interesaron mucho los hechos que cuenta la película.
- A través del cine negro se representan problemas de la sociedad ¿Cómo sucede en esta película?
Este es un género muy bueno para comentar el mundo contemporáneo, siempre lo ha sido desde su nacimiento. Creo que las películas policíacas y de temas criminales son muy buenas para narrar lo que el poder trata de ocultar en cualquier sociedad. Podemos hacer unas tramas muy interesantes y emocionantes para el espectador que sirven como testimonio sobre las irregularidades del sistema, lo que funciona y lo que no.
- ¿Cómo asume España las historias sobre terrorismo que se han llevado al cine tras los hechos del M-11?
Esta película nace un poco tras los atentados terroristas islámicos en Madrid en 2004. Ahí nos preguntamos ¿Qué fue lo que nos falló para que ellos pudieran ponernos cuatro bombas? Descubrimos que hay grietas, cosas que no funcionan. La información va de un lado a otro de forma incorrecta por fallas nuestras y de la gestión del sistema de seguridad, por eso el éxito de las actividades terroristas. Entonces decidimos intentar una ficción, pero que estuviera construida con elementos de la realidad.
- Con José Coronado ya había trabajado ¿Cómo fue la construcción conjunta de Santos Trinidad?
Esta es la tercera película que hago con Coronado, ha sido muy fácil y satisfactorio trabajar juntos. El personaje de Santos Trinidad estaba desde el principio pensado para él. A medida que íbamos sabiendo cómo era la historia y las distintas versiones del guión, se las iba pasando a él para que construyera el personaje, no solo lo físico, sino su espíritu mismo.
Mundo violento
- En el mundo hay más Santos Trinidad de lo que se creería, pero ¿Cómo llegó Enrique a esta historia?
El punto de partida de la película era que en un mundo dominado por el caos, quizá tan solo un loco puede salvarnos, es decir, queríamos subrayar que dependemos del azar, ya que nuestros sistemas de seguridad fallan. El título de la película fue sacado de las palabras del profeta Isaías. Empezamos a diseñar y a pensar en este loco peligroso que no tiene redención, pero que al final es el único que puede salvarnos.
- Aunque se clasifica en el cine negro, la película tiene detalles de otros géneros como el western. ¿Qué le llama la atención de este género?
El western tiene en parte la culpa de que me interesara el cine. Este es un género casi abstracto que tiene todas las esencias de la pintura, el melodrama, del cine heroico y del cine canalla. Como director siempre se me sale el western por algún lado. La verdad es que no sé si es consciente o inconsciente, pero sin haber hecho nunca un western, varias de las películas que he hecho hasta ahora parecen uno.
- ¿Cuáles son para usted las claves de un buen thriller?
Son el conflicto moral, la violencia y el conflicto contemporáneo. Creo que el thriller es un género sobre la economía, el capitalismo, el funcionamiento de nuestras sociedades y su obligación es ser ético, moral y contemporáneo.
- ¿Qué representa para usted el haber ganado seis galardones en los Premios Goya?
Ha sido una buena noticia inesperada. Llevo muchos años haciendo cine y nunca había ganado premios. Esto explica que el reconocimiento de los compañeros por nuestro trabajo ha sido muy grato. Esto significa que ganar premios da mucho trabajo (risas).
- ¿Cómo ve el cine actual español y su desarrollo?
Está en un momento muy crítico a nivel financiero. Siempre hemos estado permanentemente al borde del abismo. Sin embargo los jóvenes están llenos de creatividad y buenas ideas. Las últimas películas españolas han sido muy variadas, ha habido ciencia ficción, western, melodrama, cine negro, lo que se puede ver como señal de buena salud.
- ¿Cuál es el estado actual del thriller en el cine español?
Se hacen muy pocas películas, es un género poco habitual. Este año se ha estrenado una que otra película, pero realmente somos minoritarios. El éxito de No habrá paz para los malvados podrá ayudar a que los productores tengan confianza en nosotros.
- ¿Cómo fue la experiencia de hacer un guion para Román Polanski?
Escribir la Novena puerta, guion que dirigió Román Polanski, fue muy grato, además fue la oportunidad de volver a trabajar con Arturo Pérez-Reverte, lo que fue un gran aprendizaje para mí. Por otro lado, yo soy admirador de Polanski y desde pequeño soñaba con hacer películas, lo que fue todo un honor.
- En medio de las tecnologías y los problemas del derecho de autor ¿cuál es el futuro del cine?
Las actividades culturales deben protegerse. Una sociedad que no cuida su cultura es una sociedad sin identidad y cada vez estaremos más cercanos del esclavismo. Es importante conscientizar a la gente de que hay que proteger todas las actividades culturales.
Según Enrique Urbizu
El cine negro es una forma de ver la vida y de definirse a sí mismo. Intenta apreciar diferentes posiciones de la existencia humana, un poco más viscerales, más trágicas y más terrenales. Un género que trata de narrar esa guerra constante en la que no hay bien, ni hay mal, tan solo trincheras y violencia descarnada. No habrá paz para los malvados es el retrato de esa manera de ver al mundo.
El director celebra 25 años de labores, desde que estrenó su ópera prima, Tu novia está loca (1987). Luego desarrolló una serie de comedias, hasta hacer Cachito (1996), adaptación del relato de Arturo Pérez-Reverte, con la que llamó la atención del público y la crítica especializada. Después hizo La caja 507 y La vida mancha, con las que dejó claro su interés por las escenas en las que logra centrarse en conflictos internos, resultado de problemáticas sociales, entre la tragedia y la hostilidad de un mundo dominado por un ser humano imperfecto.
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