Este domingo de elecciones tuve muy metidos en la cabeza los comicios de años pasados, cuando se jugaba la suerte del país entre dos candidatos radicalmente opuestos como eran Misael Pastrana y el general Rojas Pinilla, bajo el gobierno del mejor presidente del siglo pasado, el doctor Carlos Lleras Restrepo. Durante el día de elecciones no hubo mayores problemas y todo transcurrió dentro de una pesada normalidad, porque lo que estaba en juego era, el seguir por el camino de la democracia, o caer en un gobierno militar dictatorial del que ya nos había dado una muestra bastante dolorosa el "Excelentísimo señor Teniente General Jefe Supremo".

Pues como la historia se repite, esa noche, después de que la Registraduría Nacional dio a conocer las últimas cifras de votación, hasta las diez de la noche, los resultados mostraban una ventaja bastante apreciable a favor del General. Con mucha intranquilidad, todos nos fuimos a descansar, esperando que muy temprano nos dieran los resultados definitivos. Pues, como siempre pasa en estos casos, a media noche comenzó a funcionar la maquinaria electoral, dirigida por el "Tigrillo" Noriega, en ese entonces Ministro de Gobierno, y en pocas horas teníamos un cambio increíble en las cifras, dando una ventaja imposible de alcanzar a favor del doctor Pastrana. Después de varios hechos que, como la orden de acostarnos a las 8 de la noche, dada por el doctor Lleras, quien tenía un don de mando asombroso, se evitó que los miembros de la Anapo formaran una baraúnda como la que todavía sigue sufriendo la pobre Venezuela.

Por eso digo que me tenía que acordar del pasado, ya que apagué este domingo el televisor a las 10 de la noche, porque me estaba quedando dormido; sin embargo me pudo más la curiosidad y a eso de la 12 volví a prenderlo, y para mi gran sorpresa, los 350.000 votos victoriosos que tenía a su favor el Centro Democrático, por arte de birlibirloque se habían convertido en una derrota de más de 600.000 votos a favor del Gobierno. Esto es lo que se llama un verdadero Cambiazo.

Francamente, nunca me imaginé que con todos los avances tecnológicos que nos diferencian, entre estas dos épocas, las trampas se podrían volver a producir con tanta facilidad, pero estaba equivocado de la cabeza a la cola, porque podemos estar seguros de que a pesar de la denuncias interpuestas por todos los partidos de oposición, que han sentido también, en sangre propia, la falta de claridad de la Registraduría, el poder, que como sabemos de sobra, es para hacer lo que les dé la gana a los que mandan, no va a dejar mover ni uno solo de los resultados, teniendo que tragarnos este nuevo sapo, para demostrar que somos un país muy democrático aunque, como ha sucedido en esta ocasión, solo lo seamos los que estamos en la oposición.

Hasta el momento, las explicaciones del registrador, de que no pudo haber fraude en el preconteo de votos, no han dejado convencido ni siquiera al presidente Santos.

Esperemos que en los comicios para Presidente de la República, y que son vitales para nuestra coexistencia pacífica, la Registraduría se amarre los machos y esta vez sí actúe con claridad y rectitud, y no tengamos que seguir sintiendo los chocorazos que menciona Fernando Londoño y que tantos descalabros nos producen.

NOTAS: A pesar de la indisposición que todavía estoy sintiendo por los falsos resultados que comento, tengo tres comentarios que en algo alegran el panorama:

El buen resultado de Luis Emilio Sierra y su triunfo al seguir en el Senado. Tenemos un digno representante, a quien le deseo todos los éxitos que con gran esfuerzo y en franca lid se ha ganado.

La curul alcanzada por Carlos Felipe Mejía, lograda con ese gran esfuerzo de todo el partido uribista.

La asombrosa, pero merecida victoria como candidato a la Presidencia, de Enrique Peñalosa. Ojalá esto ayude a aclarar el panorama del país, que se está poniendo bastante oscuro.

P.D.: Tu sobrino y yo somos grandes amigos, me interesa muchísimo su carrera política. Estoy seguro de que va a tener gran éxito. Piensa como conservador y habla como liberal, y eso es muy importante en estos días. Óscar Wilde.