De los tres cardenales que tiene Colombia, el único habilitado para votar en el próximo cónclave del Sacro Colegio que elegirá al sucesor del papa Benedicto XVI es monseñor Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá.
Los otros dos cardenales colombianos (monseñor Darío Castrillón Hoyos y monseñor Pedro Rubiano Sáenz) están impedidos para participar en la elección por razones de edad, de acuerdo con los estrictos cánones vaticanos.
Se calcula que la elección se hará a mediados de marzo, en la Capilla Sixtina. El encierro de los 117 miembros del sacro colegio cardenalicio concluirá cuando salga el ansiado humo blanco por la pequeña chimenea anunciándole al mundo católico el esperado "Habemus Papam", que suele generar ovación multitudinaria entre los miles de peregrinos que atestan expectantes la histórica Plaza de San Pedro.
Del bullicioso murmullo pasan los feligreses a la paciente espera de ver la primera aparición del nuevo sumo pontífice en los balcones de los aposentos papales y esperar su mensaje inicial a la cristiandad del mundo, que incluirá el nombre que llevará durante su misión al frente de los destinos de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
En el último cónclave, celebrado el 19 de abril de 2005, convocado para elegir el sucesor de Juan Pablo II, votaron los cardenales Castrillón, Rubiano y Alfonso López Trujillo, quien falleció en la Clínica Pío X, en Roma, tres años después, exactamente el 19 de abril de 2008.
Los periodistas que cubrieron la rápida elección, hace ocho años, pusieron entre los "papábiles" al tolimense López, natural de Vista Hermosa, y al antioqueño Castrillón, oriundo de Medellín.
El primero (homónimo de dos presidentes colombianos) creó fama de gran elector, por su reconocida dialéctica, en los cónclaves que eligieron a Juan Pablo II y a Benedicto XVI. Nunca se supo qué papel jugó en la elección del fugaz Juan Pablo I, "El Papa de la dulce sonrisa", como lo llamó el inmolado director de El Espectador, don Guillermo Cano, en "La Figura del día".
Recordemos que en las dos elecciones casi sucesivas de Juan Pablo I y Juan Pablo II también participó el otro cardenal colombiano y arzobispo de Bogotá, monseñor Aníbal Muñoz Duque, fallecido el 15 de enero de 1987.
Los corresponsales acreditados en Ciudad del Vaticano creen que la súbita renuncia del papa, que se hará efectiva a partir de las 8 de la noche del jueves 28 de febrero, permitirá que el Pontificado vuelva a manos de un purpurado italiano, tras los papados del entonces cardenal polaco Karol Wojtyla y del alemán Joseph Ratzinger. El que vendrá, en marzo, será el papa número 266 de la era cristiana. En la ciudad eterna se dice que a los romanos no les gustan los papas extranjeros.
La reportería vaticana mantiene a la cabeza de los posibles sucesores de Benedicto al arzobispo de Milán, monseñor Angelo Scola, amigo personal del germano que ya ha pasado a la historia de la Iglesia como el primer papa del nuevo milenio que dimite en un sentido mensaje de 372 palabras al ver mermadas sus fuerzas y sus capacidades para seguir llevando el peso de semejante dignidad mundial. También se especula con los cardenales no europeos de Colombia, Honduras, Canadá, Brasil, Argentina y Nigeria.
La apostilla: La sorpresiva determinación del papa Benedicto, que causó revuelo universal, eclipsó el otro anuncio salido del mismo Consistorio Cardenalicio: El señalamiento de la fecha para la canonización de la madre Laura, la primera santa colombiana, que se cumplirá en Ciudad del Vaticano el 12 de mayo próximo, lo que quiere decir que el acto será presidido por el entrante pontífice.
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