- Esta semana se metió tal revolcada el cotarro político que nos dejó a todos colgados de la brocha y con la boca abierta por los insultos que se dijeron los más altos heliotropos de la rampante politiquería que azota a este pobre país.
Lo primero fue el lanzamiento del libro del expresidente Pastrana "Memorias olvidadas", el cual, como nos tenía amenazados su autor, contiene bombas de alto calibre más peligrosas que las de hace 20 años de Pablo Escobar, el mayor y más sanguinario capo de la historia, no solo de Colombia, sino del hemisferio.
Claro que la mayoría de acusaciones nos las sabíamos desde que se puso de moda el proceso 8.000, y que para la mayor vergüenza resultaron pequeñas en comparación con la realidad. Solamente Pastrana sabe con certeza qué pretendió al hacer públicos estos torpedos, después de 20 años, con los que volvió chicuca a Gaviria y a Samper. A mí, personalmente, no me cae muy bien que digamos Pastranita, porque, y puede que esté equivocado, me parece que todo el proceso del Caguán fue de una debilidad vergonzosa de parte del gobierno y para lo único que sirvió fue para que los narcoguerrilleros se fortalecieran renovando los ataques contra los inerme campesinos, y abriendo las puertas para que se fueran metiendo en todos los confines de la patria las bandas asesinas de autodefensas y paramilitares. Con el correr de los años, a pesar de la intensa lucha del gobierno de Uribe, todavía siguen enquistadas en nuestros campos y no han dejado de cometer toda clase de crímenes.
Pero volviendo al libro, la tragedia del proceso 8.000 sigue siendo un puñal que tenemos atravesado a la altura del corazón, que lamentablemente se agranda cuando vemos que el otrora glorioso partido Liberal, vuelve a tener como portaestandartes al elefante de Samper y al eminente doctor Serpa, quien fue el encargado, como se probó hasta la saciedad, de repartir los millones de dólares que les obsequió el cartel de Cali para apuntalar la victoria de un partido que estaba en el peor de los estiercoleros, bañado en cocaína pura.
Muy sagaz la tesis de Pastrana al señalar a Gaviria como el eslabón perdido de la infernal serie de los casetes. Esto provocó en este personaje un ataque de ira de tal magnitud, que perdió los estribos a tal grado que en una defensa televisiva, tratando de explicar sus actuaciones el día antes de las narcoelecciones, lo único que pudo era que Pastrana estaba loco, loco, loco. Claro que en él no es difícil que hable así.
Queda pues a disposición el célebre libro de Pastrana. Tal vez nuestros nietos podrán saber quién tuvo la razón verdadera, aunque estoy seguro que nuestra generación está convencida de que los paquidermos de Samper siguen vivitos y coleando, siendo los directores del partido del glorioso trapo rojo.
- Con más bulla que ideas estuvieron perdiendo el tiempo en Cartagena algunos de los pocos liberales que quedan. Desde más de una semana antes se sabía lo que iba a pasar, porque se había hecho pública la reacción de algunos mandamases que veían cómo los iban dejando de lado, para que los verdaderos cabecillas ocuparan los puestos que les tenían designados. Si alguien habría representado un cambio importante en este partido era Juan Manuel Galán, un joven brillante y, como dicen los campesinos, bien cogido. Sin embargo el hijo de Gaviria, el célebre Simón de Rafael Pombo, el héroe de la jornada al proclamar como gran mariscal de campo nada menos que al mismísimo Serpa. Y como donde manda capitán no manda marinero, la raponeada que le dio Serpa a Galán como cabeza de lista al Senado fue lamentable. Su ausencia en la convención fue su mejor decisión, porque no hubiera sido nada agradable recibir tal honor de manos del mayor enemigo de su padre, vilmente asesinado por la mafia. Otra vez, lástima de los liberales que todavía tienen que seguir cumpliendo las órdenes de quienes representan la historia vergonzosa de un partido político vetusto y anacrónico, que no aporta ninguna idea nueva para ayudar a gobernar este país.
P.D.: Consejo del día: Si tienes una tensión terrible y te duele la cabeza, haz lo que dice en el frasco de aspirinas: "Tomar dos pastillas" y "Mantener lejos de los niños".
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015