Atrás quedaron las épocas en las que al otro día de parranda el borrachito se levantaba en medio de un gran guayabo y se asomaba a la ventana de la casa a ver si el carro estaba en la calle, porque la laguna que tenía de la noche anterior le impedía recordar en qué medio de transporte había llegado a su casa. Eran épocas en que las sanciones por conducir embriagado eran mínimas, inclusive si fruto del alicoramiento se atropellaba a un ciudadano, mientras se resolvía el proceso se tenía la casa por cárcel del conductor.
Hoy las cosas son a otro precio. Ante las sanciones que se tienen contempladas en el nuevo Código de tránsito, aquel que se arriesgue a conducir un vehículo, aunque sea después de haber consumido una cerveza, es un loco o un irresponsable. Es decir, ya hay un cambio cultural.
Los cambios culturales se pueden dar por diferentes razones. Unos, a fuerza de la ley y otros, por educación y convencimiento de las personas. Nuestra cultura en cuanto al consumo del trago es la cerveza, el aguardiente y el ron. Inclusive hasta no hace muchos años se tomaba más aguardiente que cerveza, pero SabMiller ha sabido aprovechar los beneficios que este licor tiene en impuestos y la facilidad para comercializarse en el país. En los últimos tiempos también se ha disparado el consumo del licor importado como el whisky y el vino. Licores que inclusive en algunas oportunidades se pueden conseguir a precios muy económicos y competitivos.
Aún con todas las facilidades para la comercialización que tienen estos licores importados con los que tienen que competir el ron y el aguardiente, estos productos siguen siendo los que mandan la parada en las fiestas o cuando se trata de consumir licor. Sin lugar a dudas todavía en muchos hogares colombianos se considera muy esnobista y pinchado el que consume whisky o vino.
Hace pocos días el gerente de nuestra Industria Licorera, doctor Bruno Seidel, hizo una presentación de la empresa que denominó "En blanco y negro", donde mostró la realidad de ella. En términos generales, además de explicar las dificultades para comercializar sus productos, especialmente por el denominado "monopolio de licores", que no permite la venta de los productos libremente por todo el país y exige convenios entre las gobernaciones para la distribución; por el hecho de ser una empresa pública que impide agilidad en la toma de decisiones para la promoción y venta; por haber tenido seis gerentes en los últimos dos años y por el manejo de la planta de personal y sus condiciones laborales, que incluyen el fondo pensional que está a cargo de la empresa y que, por una decisión de una reciente administración se involucraron estos recursos en los estados financieros y pasaron a ser parte del p y g, lo que complicó el panorama para el pago de las pensiones a futuro.
La Industria Licorera de Caldas compite abiertamente con la Fábrica de Licores de Antioquia y con la Industria Licorera de Cundinamarca. Competencia muy desigual porque tanto Antioquia como Cundinamarca son departamentos muy grandes y con una alta población, por lo que su mercado interno es muy grande. Mientras que Caldas es pequeño y con una baja población, por lo que le toca ser mucho más agresivo en la comercialización de sus productos. Agresividad que se ha venido perdiendo con el paso de los tiempos. Hace unos años el Aguardiente Cristal era muy fuerte a nivel nacional y, por ejemplo en Bogotá, solo se consumía este licor. Hoy el país consume Aguardiente Antioqueño. Perdimos la venta de este producto hasta en el Eje Cafetero. Prácticamente Cristal solo se consume en Caldas.
Afortunadamente nos queda para defendernos, nos queda nuestro producto estrella, que es el Ron Viejo de Caldas. Licor ampliamente conocido y consumido a nivel nacional e internacional.
Al mostrar la realidad de la empresa el doctor Seidel manifestó su interés en sacarla adelante y su disposición para poner todo su empeño y experiencia para lograrlo. Para eso en la presentación solicitó la colaboración de todos los caldenses, para unirse a la causa de sacar adelante la destilería, compromiso al que nos tenemos que unir todos, para que en un futuro no muy lejano la Industria Licorera de Caldas vuelva a ser la licorera modelo del país y al departamento le lleguen los recursos, fruto de las utilidades, que tanto se necesitan y que le llegaban hasta no hace muchos años.
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