La sal servía antiguamente para evitar la putrefacción de los alimentos. Incluso, la sal fue para muchas sociedades el elemento que permitió realizar las primeras actividades comerciales de las que se tiene noticia. Hoy en día, en los lugares en los que no hay energía eléctrica y no se cuenta con medios para conservar los alimentos, se sigue teniendo la costumbre de salar las comidas para evitar que se dañen. Con los alimentos salados se podían hacer largos viajes sin perder las provisiones necesarias. La sal, por tanto, da sabor, y evita la descomposición.
Sin sal, una sociedad está abocada a la corrupción y a la descomposición de sus miembros y de sus instituciones.
No hace muchos años se tenía un respeto reverencial a los jueces y magistrados.
Eran los que impartían justicia y sus fallos eran acatados y respetados. Los jueces eran los prohombres de la sociedad. Cumplían cabalmente, con algunas pocas excepciones, la frase de que la señora del Cesar no sólo debe de ser buena Hoy en día la imagen de la justicia está en el suelo. La comunidad percibe que los fallos son demorados, absurdos y que los jueces están sirviendo para sus propios intereses. Al parecer perdieron objetividad e imparcialidad. Estamos en mora de tener una verdadera reforma de la justicia. Lamentablemente el gobierno tampoco ha hecho mayor cosa por rescatarla. Hace unos dos años trató de tramitar ante el congreso una reforma que finalmente tuvo que propiciar su hundimiento. El manejo del gobierno de la cacareada reforma a la justicia fue vergonzoso.
Lo más grave es que la justicia en el país sigue en medio del caos. Los jueces produciendo sentencias que contradicen disposiciones nacionales. Los magistrados protegiéndose entre ellos mismos y el gobierno perdido sin proponer El caos que se tiene está dando para que se presente por ejemplo, el denominado abuso de la justicia. Esto pasa cuando los acusados de un delito usan todas las herramientas que les da nuestra legislación, entre ellas la de buscar por todos los medios aplazar los juicios, tratando finalmente salir libres por vencimiento de términos –como lo está haciendo el exalcalde de Bogotá, Samuel Moreno-; o por medio de los hoy llamados "tutelatón". Uno de los aciertos de los últimos tiempos de la justicia es la tutela. Sin lugar a dudas esta figura acercó a la comunidad a la justicia. Pero se está desfigurado. Muchos jueces e inclusive altos magistrados, están fallando las tutelas con sentencias que van en contravía de las disposiciones legales e inclusive contradiciendo fallos anteriores. Se perdió el fallo por caso juzgado.
Por esta razón, la tutela está siendo sobreutilizada tal como lo está haciendo el alcalde Petro, quien después de más de 300 tutelas instauradas logró finalmente Es urgente, como lo es la reforma a la justicia, una regulación a las tutelas. Se debe limitar claramente sus alcances y competencias y sobre todo que se tenga un control ágil y efectivo para aquellos jueces que no cumplen el marco jurídico que las regula y establecer competencias para los fallos. No es lógico que un juez penal resuelva una tutela laboral.
En medio de las dificultades que se tienen con el poder judicial, se está presentando otro problema con las cárceles. Estas están sobresaturadas.
Desde hace varios años se está hablando de la construcción de nuevos centros carcelarios. Al parecer las construcciones están retrasadas y tienen problemas de diseño, por lo que su puesta en servicio está bastante demorada.
Para solucionar la sobrepoblación de las cárceles, el gobierno hizo la del marido infiel, vendió el sofá. Propició una reforma penitenciaria mediante la cual se conceden unos beneficios para que finalmente los delincuentes no vayan a parar a las cárceles y permitió que salieran de ellas entre 7.000 y 9.000 reclusos.
Cuando se ven las noticias de Venezuela, uno de los mayores problemas que se tienen allí es el de la inseguridad. Según se dice, el atraco en las calles de ese país es rampante. Todo parece indicar que esto pasa por física inoperancia de las autoridades para detener a los ladrones y también para condenarlos. Mucho me temo que con esta reforma al código penitenciario que estamos estrenando en nuestro país, se vaya a presentar un fenómeno similar al del país vecino. Si antes de la reforma se veía a los delincuentes circular por las calles tranquilamente, ¿cómo irá a ser ahora con esta reforma penitenciaria?
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