Hemos recibido la alocución del presidente Santos sobre la búsqueda de la paz con verdadero entusiasmo, y porqué no decirlo, con patriotismo, porque la paz no es en las actuales circunstancias sociopolíticas una ecuación solamente para resolverla quienes gobiernan el país, sino una tarea sagrada de toda la Nación, es decir, una tarea prioritaria para cada uno de los ciudadanos colombianos, porque la paz no se hará jamás con un abrazo de comisionados y guerrilleros, y con un palmoteo en el hombro, sino con un estudio y prospecto muy profundo, político, económico, social, laboral, humanitario muy serio, de cómo se proyecta el futuro, cuál va a ser nuestro porvenir, cómo vamos a enfrentar, por ejemplo, para no hablar sino de un solo aspecto, de muchos que hay que considerar y resolver para cimentar una definitiva paz, el regreso de los combatientes a la sociedad y cuál va a ser su orientación y ocupación productiva porque no podríamos pensar en que la paz está lograda con más de veinte mil hombres y mujeres a los cuales se les debe estudiar una solución, programada, y ofertada para un acuerdo de tranquilidad, trabajo y para que se sientan partícipes de una nueva sociedad que los acoge como sus congéneres.
El señor presidente Santos ha dicho que se construye paz "cuando reparamos a las víctimas, lo hacemos cuando restituimos tierras a los despojados, lo hacemos cuando buscamos mejorar las condiciones de vida de quienes han permanecido olvidados en los confines de nuestra geografía".
Lo que se quiere y se debe lograr es "garantizar justicia, disminuir la pobreza, crear empleo" ¿Tenemos que situar a esos excombatientes en sus regiones? Indagarles cuáles quieren volver al agro para que siembren, por doquier, a cambio de balas, las semillas. Cómo se ubicarán en sus antiguas ocupaciones? cómo participarán Andi, Fenalco, empresas Industriales y Comerciales de todo Colombia, en este ofrecimiento y creación de trabajo para que inauguremos una paz en paz y productiva y no dejar a los colombianos a la deriva y tengamos la inmensa sorpresa de tener una futura proliferación de otra u otras guerrillas, por desocupación y olvido?
Tenemos la obligación ciudadana de respaldar las urgencias y las acciones que vaya proponiendo el señor presidente Santos y sus eminentes asesores. No se trata de respaldos políticos, porque la paz no es obra de políticos, es obra de colombianos que todos los días imploramos a que se nos perdone nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Pero sin duda alguna tenemos la obligación en esta oportunidad y coyuntura moral de unirnos todos, Liberales, Conservadores, radicales, verdes, polistas, izquierda, unionistas, Mir, todos los partidos pensando solamente en la tranquilidad de la patria, en el renacer de nuestros campos, en que podamos volver a andar definitivamente protegidos solo por la esperanza, que seamos la Nación próspera y ejemplo de América Latina.
Y si esos partidos tienen dirigentes hoy que piensen en el futuro de Colombia sabrán que la paz es para la democracia para el noble ejercicio de la política entendida como soluciones sociales, para el respeto de la vida y la integridad, para el trabajo, para el imperio del Derecho, para el respeto del uno por el otro, para el aherrojamiento de la corrupción y de los corruptos.
Estamos creyendo en el presidente Santos, y como el mandatario lo predica "tenemos que unirnos todos para hacer que el sueño de vivir en paz se convierta por fin en una realidad".
Y que los vociferantes sin estatura y sin grandeza alguna que "disientan y protesten sin temor, y que se rompa para siempre el lazo entre política y armas".
Y creemos como soñadores en el canto del poeta:
Cuando se pueda andar por las aldeas y los pueblos sin ángel de la guarda. Cuando sean más claros los caminos y brillen más las vidas que las armas. Cuando en el trigo nazcan amapolas y nadie diga que la tierra sangra. Cuando la sombra que hacen las banderas sea una sombra honesta y no una charca. Cuando la libertad entre a las casas con el pan diario, con su hermosa carta. Cuando la espada que usa la justicia aunque desnuda se conserve casta. Cuando de noche grupos de fusiles no despierten al hijo con su habla. Cuando en lugar de sangre por el campo, corran caballos, flores sobre el agua. Cuando la paz recobre su paloma y acudan los vecinos a mirarla.
¡Solo en aquella hora, podrá el hombre decir que tiene Patria!
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