Dentro de las locomotoras definidas por el Gobierno Nacional en el Plan de Desarrollo, el sector agropecuario se constituye como una de las principales, no solo por la vocación agrícola de nuestras regiones, sino por los diálogos que actualmente se adelantan en La Habana. Sin lugar a dudas, la decisión que al respecto se tome, transformará de manera radical el futuro del campo colombiano.
No obstante, es imposible proponer cualquier política eficiente y de largo plazo, sin información actualizada del sector. Hoy día, los datos del campo son desarticulados y parciales y parten más de los intereses gremiales que buscan atender sus particulares necesidades. Actualmente, el marco de referencia lo constituye la encuesta nacional agropecuaria, que si bien alguna información proporciona, es muy limitada para la toma de decisiones de amplia envergadura.
Hace más de 40 años no se realiza un censo agropecuario en el país, (la FAO recomienda la realización de censos cada 10 años) siendo evidente la necesidad de actualizar la información rural a fin de estructurar el sistema estadístico agropecuario. En tal sentido, vale la pena resaltar la iniciativa del Gobierno Nacional, a través del DANE, tendiente a impulsar el tercer censo nacional agropecuario, que se llevará a cabo en el presente año.
Según el DANE, el objetivo principal del censo, es "proporcionar información estadística estratégica, georreferenciada y actualizada del sector agropecuario, acuícola, pesquero, forestal y de aspectos ambientales… base para la formulación, seguimiento y evaluación de las políticas y el desarrollo rural colombiano". Al final de tan importante ejercicio, podremos identificar el uso dado a la tierra, la maquinaria existente, las viviendas rurales y su georeferenciación, el producto agropecuario y sus características, etc. En total, serán censados tres millones ochocientos mil predios rurales y más de 74 millones de hectáreas.
Esta herramienta será de gran utilidad para los funcionarios públicos al momento de formular las políticas del sector, y les permitirá a empresarios e industriales asumir compromisos ciertos para abastecer el mercado nacional e internacional. Del mismo modo, la ley de tierras y la urgente ley de desarrollo rural, se nutrirán de manera relevante de la información que en el futuro arroje el citado censo. Conociendo la realidad rural colombiana, podremos compararnos internacionalmente, y llevar a cabo negociaciones de cuotas mucho más benéficas para el país en los tratados de libre comercio.
El campo colombiano reclama a gritos decisiones de fondo, sustentadas en información científica y no en la apreciación subjetiva del ministro de turno. El cambio climático se constituye hoy en día en una de las variables determinantes para orientar la vocación productiva de nuestros suelos sin que a la fecha exista información precisa al respecto.
Ante la competencia internacional y la revaluación del peso que golpea fuertemente al sector agropecuario, urge la intervención del Gobierno con programas focalizados que rediman a quienes se constituyen en la población más vulnerable y golpeada por la triste historia violenta del país.
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