Imaginemos una madrugadora charla entre un futuro presidente de Colombia y su mentor Álvaro Uribe Vélez:
¡Muy buenos días, doctor Álvaro!
Al grano, amigo presidente, no hay tiempo que perder.
¿Cómo está?
Como buen montañero soy un roble. No me duele una muela. Pero me importa es la salud de mis compatriotas. Siguiente preguntica.
¿Qué tengo qué pensar hoy?
Por ahí es la cosa, mijito, caminando fino, como mis caballos del Ubérrimo, excluidos los que me han tumbao. Espero que a esta hora, tres de la madrugada, haya llamado a alinear a todos mis generales y a preguntarles cómo marcha el huevito de la seguridad democrática en mi patria colombiana.
Los de "laFar", como les dice su persona, siguen alborotados en el Cauca…
¿Entonces pa qué lo puse ahí? Si me lo encuentro (al tal Timochenko, no a usted) le doy en la jeta.
Le cuento que un señor que entró por el sótano de Palacio…
¡Qué sótanos ni qué ocho cuartos! Hábleme de cohesión social y de la confianza inversionista.
¿De la qué, presidente?
¿Usted no se ha aprendido la tarea? Ahora no se me vaya a salir del costal como el "gelatino" Santos que ganó con mis ideas y ahora gobierna con las suyas.
¿Esa no es la democracia, doctor Álvaro, gobernar con las ideas propias?
La democracia "c’est moi", como decimos yo y Luis XV, perdón Luis XIV. Siguiente pregunta y sáquese las manos de los bolsillos.
Doctor Álvaro, Hugo Chávez me está molestando…
Deme el gustico de pegarle su "tuiterazo". Recuerde que yo a él le hablé como varón, frente ante nuestros colegas del hemisferio, y se me achicopaló. Me faltó tiempito para ir a la frontera por guerrilleros colombianos.
Presidente, quisiera sacar un fin de semana para descansar. Mi mujer ya no me conoce, mis hijos quieren volver a tener papá.
(Tapando la bocina: Lina, este cliente se quiere ir a descansar). No, presidente, la paz nos necesita siempre disponibles, como los "boyescaus".
¡Qué lindo pronuncia usted el inglés!
Puro inglés de Oxford, mijito (o mijita, si la presidenta es Marta Lucía Ramírez).
¿Le quedó gustando el poder?
Calumnias de la oposición santista. Mentiritas, me gusta más el poder que comer con las manos. Y eso que se me escapó la tercera presidencia. Pero no pa gobernar pa mí, porque mi verbo preferido, más que trabajar, es el mismo del emperador Adriano: servir.
¿No le provoca más bien que nos inventemos un "articulito" por ahí para que usted regrese a mandar a Palacio?
Calma, gente. Esperemos a ver cómo me va gobernando en cuerpo ajeno. Pero la idea no es mala del todo. Ahora, estas cosas no se hablan por teléfono. Recuerde que en Colombia a nadie le niegan un saludo ni un a chuzada. Háblese con José Obdulio Gaviria, con Óscar Iván Zuluaga, o con el senador JCVélez, últimos mohicanos del uribismo.
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