El pasado 2 de abril fueron liberados por las Farc los últimos diez miembros de la Fuerza Pública que esta guerrilla tenía en su poder, y que hacían parte de un grupo que se inició con aproximadamente quinientos secuestrados; gran parte de ellos, unos trescientos cincuenta, fueron liberados al amparo de un acuerdo humanitario durante las negociaciones del Caguán. Para el 2002 quedaban más de cien, que incluían a los llamados ‘secuestrados políticos’, este remanente vivió lo peor: un verdadero infierno. Los diez uniformados entregados fueron tomados por las Farc en los golpes que esta organización le propinó al Ejército y a la Policía en 1998 y 1999 en el Billar, Miraflores, Puerto Rico y Mitú, eventos que ya hacen parte de la memoria trágica del país. Mirada en retrospectiva, esta entrega cierra un oscuro y vergonzoso capítulo de la historia nacional. En cada uno de los secuestrados quedó ya instalado, y para siempre, un horroroso agujero negro que se tragó parte de sus vidas con daños enormes, algunos ya causados y otros que se empezarán a manifestar justo ahora que regresan a la libertad. Valdría la pena para todos ellos, no solo estos últimos diez, sino para los centenares que han vivido esta atrocidad, leer el precioso libro de Viktor Frankl: "El hombre en busca de sentido", el cual escribió en 1945 luego de salir con vida de un campo de concentración nazi. También hay que recordar hoy a todos los que murieron en intentos de rescate o de fuga, por enfermedad y maltrato o por la paranoia de las Farc: treinta sufrieron esta suerte.
Sin embargo, a pesar de toda la desgracia, para quienes sobrevivieron a esta experiencia tan amarga la vida continúa, no podrá ser como la anterior, pero de todas maneras les ofrece la posibilidad y el reto de seguir su parábola vital de la mejor manera posible. Claro está, esto solo lo podrán hacer si tienen el apoyo de sus familias, la sociedad y el Estado. Y si las Farc cumplen con su reciente anuncio de no efectuar más secuestros extorsivos, podemos tener la esperanza de que esta página negra se vaya cerrando.
Pero otras vergüenzas y dolores siguen vigentes: tantos lutos y tristezas por los muertos, la desazón por aquellos secuestrados de los que no se supo nunca nada más y cuyos familiares siguen enviando mensajes a través de los programas radiales que dan soporte a los secuestrados y a sus familias. No será posible lograr una paz verdadera si en algún momento no se obtiene respuesta del paradero de tantos secuestrados de los que ya no se tiene noticia. Las Farc y el Eln tienen la obligación de contar la verdad al respecto, por infame que ésta sea. Igual tiene que suceder con los falsos positivos y con las masacres paramilitares, lo que en alguna medida se está dando.
El camino para llegar a estas verdades dolorosas y vergonzosas es bien difícil y creo que como sociedad y Estado no tenemos todavía la pericia para lograrlo, porque para hacerlo hay que tener una perspectiva muy amplia de toda la violencia que vivimos y nuestra mirada sigue siendo estrecha. Por ejemplo: hay que ayudar al victimario para que diga la verdad, para que la incorpore como parte de su propia sanación, pues la violencia también lo ha enfermado, le ha pervertido el espíritu. Su testimonio podrá ser como la liberación de Raskolnikov en "Crimen y Castigo" de Dostoievski.
En últimas, la violencia en todas sus formas sigue siendo una vergüenza nacional, y tiene que ser también una obsesión nacional que cese. Hay que ir profundo en este esfuerzo, por ejemplo, entendiendo que los tremendos abismos sociales y económicos que tenemos son una forma sutil y cruel de violencia, y que allí también persiste la infamia.
Colombia es un país con inmensas posibilidades. Esto lo tienen más claro los extranjeros que nos visitan que nosotros mismos. Sin embargo, si no enfrentamos y resolvemos los retos cruciales que tenemos: violencia e inequidad, la prosperidad será precaria y para unos pocos. Sobreviven ignominias y ahí está el trabajo pendiente.
* * *
Nota: Falleció Bernardo Henao Jaramillo, un ser humano maravilloso quien demostró con su vida que es posible generar riqueza, hacer empresa y ser grande de corazón.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015