Terminó este lunes pasado la serie de televisión del Canal Caracol "Escobar: el patrón del mal". Una muy buena producción. Lo primero para destacar es la soberbia interpretación que el gran actor Andrés Parra hizo de Pablo Escobar. En general fue un trabajo muy bueno que se esforzó en recrear lo mejor posible, hasta en los más sutiles detalles, un período muy importante de la vida del país. Llama la atención la abundante referencia que se hizo a esta serie en sus primeros días, los debates que suscitó en un comienzo, para luego caer en el olvido, lo cual evidencia la superficialidad que existe en nuestra sociedad para tratar los asuntos más importantes. Se sostuvo al principio por algunos críticos que la serie era una ‘apología al crimen’, teniendo en cuenta que se mostraba a un Escobar sanguinario, poderoso y con el mundo a sus pies. Sin embargo, a pesar de evidenciar este hecho, la serie simplemente fue una radiografía de una realidad social concreta en un momento dado. Contrario a esta opinión, considero que recrear fielmente fenómenos como el de Escobar es un ejercicio que bien vale la pena porque solo revisando una y otra vez estos eventos, reflexionando sobre ellos, evidenciando su vergüenza, será posible corregir el rumbo; echarles tierra lo único que hace es alimentarlos y garantizar su repetición.
Escobar se reveló como el peor criminal, cínico, mitómano e ignorante, pero temerario al extremo y decidido a imponer su voluntad; en términos psiquiátricos era un sociópata, alguien sin la más mínima preocupación moral y solo con consideración por los miembros de su familia, las demás personas eran para usarlas y, si era necesario, para eliminarlas. El relato de su inteligencia superior queda como una falacia más; más bien tenía una decisión inquebrantable para imponer su voluntad, así le tocara matar a miles de personas. Al final, termina como un hombre precario y perturbado. También se mostró a un Estado débil, perplejo, que casi doblegado termina transando con el capo. Lo que sí no se mostró fue a tantos que fueron cómplices de este bandido: empresarios, ‘gente bien’, políticos, militares, funcionarios. Fueron muchos más que solo Santofimio. En últimas, una sociedad que en un principio fraterniza con el criminal y luego, cuando éste cae en desgracia, lo niega como san Pedro a Jesús. Al final, como pasa en el cine, el "malo" muere, en este caso en un tejado y totalmente indefenso. Victoria pírrica, cuando ya significaba poco, cuando el daño ya estaba hecho.
Lo que hemos evidenciado en los 19 años posteriores a la muerte de Escobar, es que han surgido muchos como él, y que cada vez que alguno de ellos muere es reemplazado por otro igual o peor: Wilber Varela "Jabón", Don Berna, la oficina de Envigado, Rodrigo Cadena, Jorge Cuarenta, Carlos Castaño, Vicente Castaño, Macaco, Valenciano, Cuchillo, el "Loco" Barrera, los "Urabeños", etc. Y cuando se les captura o mata otra vez el daño ya está hecho, la sangre ya ha corrido como un río. También todos con cómplices notables: alcaldes, gobernadores, generales, congresistas, empresarios, otra vez ‘gente bien’, etc. Es como un ciclo que se repite una y otra vez. Y no nos hacemos la pregunta importante ¿Por qué surgen tan fácilmente estos individuos? ¿Por qué somos una fábrica de pablos?
Los gobiernos nunca se hacen esta pregunta, menos la Fuerza Pública, los políticos tampoco. Tal vez investigadores académicos sí lo hagan, pero a ellos nadie los escucha. Y mientras tanto la cosecha continúa, hoy son las "Bacrim" quienes llevan el terror a medio país.
La respuesta incómoda es que hay una estructura social, económica y política que es tierra fértil para los pablos, que facilita que surjan y que cuando están en el cenit les rinde culto - hoy muchos disimulan o esconden la estrecha amistad que tuvieron con mafiosos o paramilitares cuando estos estaban en sus días de gloria. Una sociedad tan injusta, tan desigual, y tan corrupta como la nuestra es una invitación permanente para que muchos, generalmente pobres, emprendan el camino del bandido. Tal vez se ganen la lotería, lleguen a "patrones" y reinen unos años. Hasta que los maten, y el país celebre una nueva victoria pírrica.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015