Cuántas veces, usted y yo, hemos pensado que la responsabilidad de hacer que la realidad cambie es de otro, que no somos capaces de lograr un cambio real frente a una situación, que nuestro esfuerzo no vale la pena y no hará la diferencia. No sé usted, pero yo lo he sentido muchas veces y creo que en casi todas las ocasiones que he tenido este pensamiento he estado equivocada.
Hace algún tiempo vi por primera vez un video que me impactó muchísimo, ‘El poder de una visión’ del académico Joel Arthur Barker. La última escena del video muestra una conversación entre un muchacho que lanza estrellas de mar al océano para salvarlas y un hombre que le dice que hay demasiadas estrellas de mar y que su acción no tiene sentido; el muchacho simplemente lanza otra estrella y le dice al hombre ‘para esa tuvo sentido’. Una hermosa lección que recuerdo cada vez que siento que la tarea que estoy haciendo es un poco heroica.
Este también es el mensaje de un poderoso video que he visto y utilizado en diferentes escenarios ‘El poder de uno’ "http://www.youtube.com/watch?v=tN2afYN0OhA", creado por una organización sin ánimo de lucro enfocada en ayudar a mejorar el medio ambiente ‘Eco one earth’. El video comienza mostrando cómo no hace mucho tiempo -1960- una niñita en Alabama quería ir a la misma escuela donde todos iban; y un hombre benévolo de la India quería elevar conciencias sin alzar la voz; y una mujer viajó por todo el mundo dando esperanza a quienes no tenían ninguna.
La niñita fue la primera mujer afroamericana que se atrevió a ir a la escuela, se llama Ruby Bridges, hoy tiene una fundación para promover la igualdad y la justicia social, centrando sus esfuerzos en el desarrollo de la comunidad y en la mejoría de las escuelas locales y nacionales. El hombre benévolo de la India es Gandhi, practicante de la no violencia, que condujo a su país a la independencia después de varias décadas de revolución pacifista. La mujer que dio esperanza a quienes no la tenían es la Madre Teresa que con su figura un poco encorvada y aparentemente débil fue repartiendo el amor de Dios entre los más desposeídos y se convirtió en un modelo de generosidad y entrega para muchas generaciones.
Para acercarnos un poco más al presente y a nuestras historias quiero mencionar una publicación en la página ‘Economía para emprendedores’ de este diario el domingo pasado, un artículo sobre tres manizaleños que impulsan la eficiencia energética; dos ingenieros y una arquitecta quienes hacen parte de una empresa que revoluciona la forma de utilizar la energía en las organizaciones de ingeniería con un portafolio especializado para el sector de la construcción; una compañía que nació hace 11 años en España y que llegó a Colombia en el 2011 con un manizaleño como director. Así como una publicación en el periódico El Tiempo, el mismo domingo, en la se menciona el reconocimiento que hace la revista estadounidense Forbes a 30 jóvenes menores de 30 años que pueden cambiar el mundo; con dos latinoamericanos en la lista, un colombiano cofundador de la plataforma de emprendedores sociales Buena Nota y una peruano-italiana. Según la revista este colombiano "es una persona muy humilde, no le gusta mostrarse ni figurar; no habla del yo, sino de nosotros", uno de los mayores logros es haber conseguido 25 mil libros a través de la cadena española Tele Pizza, que creyó en esta iniciativa y les pidió a sus clientes que al recibir un domicilio donaran un libro; los textos fueron importados gracias a la gestión del colombiano y se distribuyeron en 23 comunidades en el país.
¿Qué tienen en común estas historias, las del video, la revista Forbes y este diario? Parecería que cada uno de estos seres humanos tiene un interés que va más allá de ‘hacer lo que toca’; creo que para correr riesgos pequeños y grandes se necesita creer que lo que hacemos tiene significado para alguien, en primer lugar para quien lo hace y luego para otros; un compromiso que va más allá de ponerse la camiseta, que está en el corazón y se convierte en verdadera pasión; unas ganas de ser parte de y no solo observar lo que pasa alrededor, corriendo el riesgo de equivocarnos y fracasar o que nuestro esfuerzo sea mayor que el resultado. Lo interesante es que este tipo de esfuerzos tienen un efecto multiplicador que se traduce en aprendizajes, resultados y sobre todo en motor de inspiración para otros.
No tener miedo al fracaso y estar dispuesto a intentarlo una vez más es una de las características esenciales para tener éxito en los proyectos que emprendemos; este es un ejemplo claro de un país como Israel que, a pesar de vivir en conflicto permanente, se ha convertido en líder mundial en la generación de nuevas tecnologías y empresas tecnológicas; la tenacidad, el cuestionamiento permanente de la autoridad, la informalidad combinada con una actitud única hacia el fracaso, el trabajo en equipo, el riesgo y la creatividad son parte de la mezcla que han llevado a la historia de éxito que hoy cuenta Israel al mundo en materia de innovación.
Cuántas veces hemos dejado de hacer cosas porque antes de iniciarlas pensamos que no valían la pena o que no íbamos a ser capaces o que necesitamos tener las condiciones perfectas para hacerlo. Lo interesante es que nunca es tarde para empezar y siempre hay posibilidades de hacer algo distinto y encontrar nuevos caminos; no importa lo que digan otros, no importa si ya lo hemos intentado muchas veces, no importa si en el pasado nos hemos equivocado, como dice la última frase del video ‘Todos tenemos el poder de hacer algo, cualquier cosa’.
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