Definitivamente los colombianos somos muy buenos para mirar la paja en el ojo ajeno, pero muy malos para mirar la viga en el nuestro. Lamentablemente la Constitución de 1991 contribuyó enormemente para tener muy claros cuáles son nuestros derechos pero no nos dijo nada sobre nuestros deberes. Es muy claro que nuestra libertad va hasta donde empiece a afectar a nuestros semejantes.
En los últimos días una noticia de un bar de la ciudad de Bogotá mostró claramente nuestro comportamiento. El bar, que no tenía autorización para operar con amanecida, que había sido cerrado en varias oportunidades y que no cumplía ninguna norma de seguridad para la evacuación inmediata, ante un hecho no muy claro, después de entrar en pánico, murieron algunos de los asistentes.
Lo más increíble es que a la Policía se le acusa de los muertos que se presentaron, ya que unos agentes fueron a atender la queja de la comunidad por el ruido y mal comportamiento de los que estaban dentro del bar y al parecer por estar la puerta de acceso cerrada y no permitírseles la entrada, rociaron gas pimienta. En su buen estilo el alcalde Petro acusó a la Policía de ser los culpables de la muerte de las personas, desconociendo que la regulación y control de este tipo de establecimientos corresponde a las administraciones municipales.
En materia de relación con los vecinos dejamos mucho qué desear. Estamos convencidos de que "como es mi casa, en ella puedo hacer lo que me dé la gana", consideramos que las fiestas son buenas mientras más alto sea el volumen del equipo de sonido y es mucho mejor si ésta incluye amanecida, sin tener en cuenta si se incomoda al vecino. Lo más delicado es que la Policía no tiene ninguna autoridad para parar la fiesta o al menos lograr que el volumen del equipo de sonido no afecte a los vecinos. Lo que normalmente sucede cuando van los policías a atender un reclamo de la comunidad, si los dejan entrar a las casas, es que se baje el volumen por un tiempo muy corto.
Santágueda es un claro ejemplo de las dificultades que se tienen con las fiestas ruidosas y con amanecidas. Muchos propietarios o arrendatarios de las fincas localizadas en este sector están convencidos de que ese sitio no es para el descanso sino para parrandiar y "con todos los juguetes".
Sobre el tema de las amanecidas tampoco nos escapamos en Manizales. Para nadie es un secreto que las fiestas se pueden terminar, además de las viviendas particulares, en la parte rural de Villamaría o inclusive en algunos parrandiaderos de Manizales. Algunos establecimientos públicos se amparan en la disculpa de ser clubes privados y al parecer la ley los faculta para que funcionen hasta el amanecer. Recientemente se inauguró un establecimiento público frente a la Clínica San Marcel, lo que está afectando a los pacientes que están siendo atendidos en este centro hospitalario.
Este tipo de problemas y la falta de operatividad para el control por parte de las autoridades está llevando a que, ante el desespero, la gente tome la decisión de solucionar el problema por su propia cuenta, solución que incluye la agresión física entre las personas y en el caso extremo en la muerte de alguno de los reclamantes, como también sucedió hace pocos días en Bogotá.
Esa falta de respeto hacia nuestros semejantes me lleva a pensar que Colombia es el país más seguro del mundo. Tenemos un bajo número de policías para atender los problemas que se presentan entre la comunidad, una justicia lenta y en muchas oportunidades laxa -es muy normal ver como un ladrón, cogido infraganti, es soltado inmediatamente-. La comunidad tiene la consciencia de que en nuestro país todo se puede hacer y no pasa nada.
Un buen principio para cambiar un poco la mala cultura ciudadana puede ser recordar que el mejor sistema de educación es el ejemplo y como dice la frase: "la educación empieza por casa". Si queremos tener una comunidad respetuosa de sus semejantes, lo que tenemos que hacer, mientras se resuelve el tema de la falta de autoridad, es que por lo menos en lo que tiene que ver en el entorno familiar se tenga un buen comportamiento, que incluya el respeto hacia los vecinos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015