Por primera vez en sesenta años de conflicto armado interno culmina con un comunicado conjunto. Lo que más llama la atención en el caso actual y que lo hace atípico, es que las partes terminan en buenos términos y dejan abierto el futuro para una reanudación de las conversaciones. Tampoco esto se había contemplado en casos anteriores, menos aún con el más antiguo y pertinaz de los grupos alzados en armas contra el gobierno legítimo de la nación, cuya fortaleza se debió en buena medida al apoyo de la Unión Soviética y el partido comunista de Colombia.
Una excepción notable fue la del M-19, que sin necesidad de comunicación ni firma de documento alguno, hizo dejación de las armas, desmovilización total, participación directa e inmediata en las actividades políticas e inserción en el ámbito socioeconómico del país. Con otra realidad muy llamativa: varios miembros del comité central del M, como entró a denominarse en el léxico periodístico, un ministro, tres miembros de la diplomacia en el servicio exterior y un buen número en cargos subalternos del Estado. Ocurrido durante la presidencia del Virgilio Barco, culminó en el gobierno de Julio César Gaviria, es un caso que amerita mucho mayor estudio y conocimiento, dentro de las diferencias que guardó con los demás.
Es evidente que Juan Manuel Santos diseñó toda una estrategia para enfrentar a las Farc. El punto de partida fue el fragmento de su alocución presidencial del 7 de agosto, en el que hizo breve mención de su política de paz y restablecimiento de la normalidad. Las Farc respondieron y lo más notable fue que accedieron a todas las condiciones impuestas por el gobierno, partiendo de la confidencialidad que, respetada al inicio, comenzó a sufrir cambios y alternaciones una vez era leído el texto por el portavoz del gobierno, Humberto de la Calle Lombana, alias Iván Márquez tomaba la palabra y en descarada violación de las reglas de juego preestablecidas, le agregaba lo que le venía en gana y modificaba el sentido de algunas frases, lo que en el acto motivaba el desmentido categórico del doctor De la Calle.
En estas condiciones, los que salieron perdiendo fueron el mismo Márquez, Pablo Catatumbo, París y algún otro portavoz de las Farc, pues fue el presidente Santos quien les reviró. Él era la última instancia. Y si las Farc seguían interfiriendo el proceso, se daría por terminado y sus jefes serían los responsables ante la ley y el pueblo colombiano. Siguió un silencio sepulcral en las toldas de las Farc.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015