En 1903 los hermanos Wilbur y Orville Wright solicitaron la patente para su invención del aeroplano de ala fija. Meses después, planearon su Flyer I en lo que es considerado "el primer vuelo sostenido en una aeronave más pesada que el aire". Era aparato de corto vuelo que dependía de variables como el viento y el clima para que alzara vuelo. 111 años después los aviones que llegan o salen de La Nubia me hacen recordar a ese Flyer I.
Nuestro aeródromo se ha convertido en el centro nacional de la aerolínea Avianca para inventar excusas. Cancelan vuelos a diestra y siniestra. Le echan la culpa al clima, al mantenimiento de aviones, a la ceniza, a las garzas y recientemente a los atardeceres. Y empacan a los pasajeros en jets más grandes rumbo a Pereira, donde el clima y las condiciones son óptimas la mayor parte del tiempo.
La semana pasada volvía a ser víctima de las arbitrariedades de esta empresa. Me llamaron a cancelar un vuelo que había reservado con meses de antelación. Los atembados del call center donde atienden lo único que saben es pasarse la pelota de un lado al otro. Ninguno asume la responsabilidad de dar un mejor trato al cliente y darle solución al inconveniente. "Señor Samper, lo llamamos para informarle que su vuelo Manizales - Bogotá del sábado en la tarde ha sido cancelado. Gracias por su atención". Así no más. Cuando se pidió una reubicación, una alternativa, me pasaron a otra persona del centro de atención. "Sí podemos reubicarlo en otro vuelo, pero como compró el tiquete con millas... déjeme y lo comunico con nuestro asesor de Life Miles". Y este personaje me rebota de nuevo a otra persona para tomar mis datos... y así se van 15, 20, 30 minutos de la vida entre la rabia y la decepción, y la voz del actor Julio César Luna que me cuenta lo maravilloso que es volar por Avianca.
Creo que los hermanos Wright la tuvieron más fácil a la hora de patentar un objeto volador en el que nadie confiaba, que yo en buscar una reubicación. Finalmente opté por volar por Pereira. Igual, probablemente me hubieran despachado por la capital de Risaralda, entonces prefería evitarme la molestia del viaje en bus. De escuchar a otros pasajeros incómodos, de las quejas sobre los abusos, de la firma de documentos que eximen a Avianca de responsabilidades contractuales, y las disculpas de los empleados de la aerolínea (que deben estar mamados de sacar excusas o verle la cara de malgenio a más de uno).
Viajé a Pereira sin contratiempos. Viajé y regresé por Pereira sin inconvenientes. En aviones más cómodos y, seguramente, el tiquete era más barato que el trayecto Manizales - Bogotá. En el vuelo de regreso -que estaba lleno- venían varios manizaleños a los que les habían cancelado el vuelo de las 8:00 de la mañana (en el que supuestamente iba a volar y me cancelaron) pues según las pantallas del Puente Aéreo la aeronave estaba en "mantenimiento". Ya no les creo.
A Avianca le propongo que deje de engañar a Manizales. Si les sale más barato despachar gente por Pereira, pues monten una terminal de buses en La Nubia e incluyan el trayecto en las millas de usuario. La gente se prepara con más tiempo, lleva fiambre y se evitan molestias y disgustos. Entiendo que para los empleados de la aerolínea en nuestra ciudad pueda sonarles como que quiero rebajarles el estatus a trabajadores de Bolivariano. Pero no nos echemos mentiras, los buses de hoy tienen pantallas individuales y Wi-Fi, y hacen una parada para poder comprar mecato. Ustedes, señores de Avianca, me han dejado sin juguito en caja en los últimos vuelos que he hechos desde La Nubia y se incomodan si prendo mi iPod para escuchar música, a pesar de que este no se conecta a redes.
Leo en LA PATRIA (Edición No. 32.812) que el manizaleño Carlos Alberto García Montes, Director encargado de la Aerocivil, mirará "con mucho cuidado", el constante desvío de vuelos a Pereira. Bien que lo haga y se llegue a algún resultado. Y de paso que les cuente a los pilotos de Avianca que en 1933 la empresa Baush & Lomb desarrolló un modelo de gafas para el Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos, a las que llamaron Ray-Ban (que significa "barrera contra los rayos") con el fin de que sus pilotos no tuvieran problemas con los rayos del sol y los atardeceres cuando estaban en pleno vuelo. Cuénteles. Seguramente ellos ya saben la historia y se han comprado un par de éstas, que pueden ser más baratas que un pasaje Manizales - Bogotá.
Mientras eso sucede, seguiremos a merced del viento y el clima, como el Flyer I de 1903. Dependiendo de si hay arreboles o no. Y de las excusas de los funcionarios de Avianca (que el VOR esto, que el carretaje aquello) y la inoperancia de su call center.
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